Algunos Aspectos del Culto Imperial
en la Dacia Romana
Juan Ramón Carbó García
La presencia y la intensidad del culto imperial en la provincia de Dacia ha sido objeto de estudio de diversos investigadores rumanos y extranjeros, lo que se ha traducido en la aparición de varios artículos monográficos [1] y de capítulos o apartados sobre Dacia dentro de obras generales sobre la Dacia [2] , sobre religión romana [3] o sobre el culto imperial en el conjunto de distintas provincias del Imperio [4] . Sin embargo, esta bibliografía no es tan extensa como la importancia del culto imperial podría llevar a pensar y se echa de menos un estudio completo y exhaustivo sobre este culto en la provincia de Dacia [5] . Debemos especificar, antes de continuar, que este estudio completo y exhaustivo que demandamos no es el objetivo de este artículo, que tiene unos márgenes mucho más limitados debido a su corta extensión. Es preferible también que dediquemos algunas líneas introductorias acerca del nacimiento, evolución y carácter del culto imperial en el mundo romano y en la Dacia.
El culto imperial surgió en Roma con Augusto, que pondría las bases del origen de la teología imperial romana, y se convertiría en uno de los ejes fundamentales sobre los que giraría la religión oficial en la época imperial. Comprendía el culto al Emperador, a la Emperatriz y a ciertos miembros de su familia, el culto al Genius y al Numen del Emperador, el culto a Roma divinizada y a algunas divinidades asociadas a la persona del Emperador, especialmente las, así denominadas, virtudes divinizadas. Sería regulado en época de Augusto y sus sucesores para desarrollarse en los dos siglos siguientes [6] y entrar en cierta decadencia desde finales del siglo II d.C., de modo que en el siglo III d.C. tenderá al anquilosamiento ritual y a la rutinaria repetición de unos modelos de culto que, a diferencia de los siglos anteriores, ya no encuentran el mismo eco [7] . De todos modos, de carácter moderado o extremista, la religión de los soberanos conoció en el siglo II d.C. una expansión real, aunque el culto conservó un carácter general muy oficial y muy urbano, si bien hay testimonios de adoración por parte del pueblo. Resulta difícil distinguir el que mostraba su sentimiento religioso de aquel que mostraba en realidad su lealtad política, algún tipo de reconocimiento o la más simple adulación.
Se conoce cómo se organizaba el culto y cuáles eran las jerarquías sacerdotales encargadas de ello: sacerdotes, flamines y flaminicas, augustales, seviri; del mismo modo, también se conoce el modo general por el que el culto se manifestaba en las provincias: dedicatorias a los divi, a miembros de la domus divina, a las virtudes asociadas al Emperador, y quizás a determinadas divinidades que aparecen, en esos casos, acompañadas de los epítetos Augustus o Augusta; también había menciones de sacerdocios, de templos, emisiones numismáticas...
El culto imperial rendido en las provincias, en grupos de ciudades, en las ciudades, por asociaciones de todo género, por unidades militares y por individuos era muy variado. Su forma de adoración no fue la del culto provincial o la del culto municipal, sino que su misma variedad, la libertad de iniciativa y la espontaneidad de los provinciales latinos tuvieron un claro reflejo en la institución y organización del culto imperial [8] .
Entre los siglos II y III d.C., el culto imperial se presenta en la provincia de Dacia organizado en dos niveles: el culto provincial y el culto municipal. Su celebración devino con el tiempo la forma más frecuente de expresar el sentimiento de lealtad hacia el emperador, su familia y el estado romano [9] . Pero en Dacia, como en toda la región danubiana, los trazos del culto imperial a nivel provincial son escasos si se les compara con lo que ha sobrevivido en otras provincias de la zona occidental del Imperio. Parece claro que Trajano instaló el culto imperial en la mayoría de las provincias danubianas y en algunos casos, se ha planteado que la modalidad introducida fue la del culto del emperador deificado en vida, sin que hayan aparecido testimonios que lo asocien con Roma, que tiende a ser excluida [10] . Si aceptamos este dato, constituiría un nuevo paso que se apartaba de la política establecida por Augusto, pero debemos tener en cuenta que esta práctica entraba en conflicto con la conocida reserva de Trajano respecto a los honores divinos, ya que en el territorio occidental y, sobre todo, en Roma, no consintió la deificación en vida [11] , aunque propagó, no obstante, su imagen oficial de delegado de Júpiter [12] . El apoyo de Trajano al culto imperial se observa claramente en la zona danubiana, donde instituyó la organización de las asambleas provinciales. Quizás se diera en Dacia, en algunos casos aislados, la práctica del culto al emperador en vida, aunque de forma excepcional, y esto no significa que Trajano la consintiera o incluso apoyara, como se ha llegado a plantear [13] .
Se ha afirmado también que la aportación más notable de Trajano al culto imperial fue la implantación en Dacia de la asamblea provincial [14] , previamente a la división en tres provincias administrativas efectuada por su sucesor, Adriano [15] . Sin embargo, esto ya supone adelantar acontecimientos, puesto que la jerarquía sacerdotal del culto provincial en Dacia será analizada en el primer apartado de este estudio. Antes de empezar, por consiguiente, esbozaremos las líneas generales que perfilarán nuestra visión acerca de ciertos aspectos del culto imperial en el territorio de la provincia transdanubiana.
Así pues, como acabamos de mencionar, dedicaremos un primer apartado al culto provincial y a sus sacerdotes; un segundo apartado corresponderá al estudio de los flamines municipales; el tercero estará dedicado al ordo augustalium en Dacia, muy representativo dado el gran número de inscripciones de augustales en la provincia. Después de haber analizado la presencia de la jerarquía sacerdotal y de haber constatado que, hasta la fecha, no se conocen testimonios que documenten la presencia de seviri y flaminicae en la provincia, dedicaremos otros dos apartados en los que nos referiremos a los objetos del culto imperial [16] , por una parte, y a la relación de éste con algunas divinidades del panteón greco-romano o del panteón oriental. Con ello, habremos completado una visión sintética general del culto imperial en la Dacia romana, en directa relación con la aculturación religiosa en la provincia.
1-El culto provincial y los sacerdotes Arae Augusti.
En Dacia, contrariamente a lo que sucedió en Panonia, la división de la provincia inicial en tres provincias no rompió la unidad del culto provincial. Ulpia Traiana Sarmizegetusa era la sede del concilio provincial de las tres Dacias, el concilium provinciarum Daciarum III. Así lo prueban dos inscripciones de la capital religiosa de la Dacia, una datada en el reinado del emperador Severo Alejandro [17] y la otra, del reinado de Gordiano III [18] . Un documento particularmente interesante para la datación de los comienzos de la implantación del culto imperial en Dacia es otro texto epigráfico procedente de Aquae, no muy lejos de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [19] : en él, podemos leer la fórmula devota provincia, haciendo referencia a una decisión de la asamblea provincial, y el uso del singular en la expresión indica la antigüedad del monumento, perteneciendo a la época en la que la Dacia constituía todavía una sola provincia, esto es, antes de la división de Adriano [20] . Podemos afirmar, por consiguiente, que el culto imperial fue introducido e instalado en la Dacia prácticamente después de la conquista.
El culto provincial, de un carácter más oficial, más político, se centraba en un ara Augusti, en Ulpia Traiana Sarmizegetusa. Por otro lado, en este mismo centro urbano estaba, al parecer, el único santuario dedicado al culto de Roma y del emperador [21] , aunque se presupone la existencia de otro santuario similar en Drobeta, en la Dacia Inferior [22] .
Los flamines provinciales eran denominados sacerdotes arae Augusti. El título más emblemático es el de sacerdos arae Augusti nostri coronatus Daciarum trium [23] , aunque se encuentran otras fórmulas como sacerdos provinciae, sacerdotalis provinciae o sacerdotalis Daciae. Los dos últimos títulos, sacerdotalis, hacían referencia a que los personajes que los llevaban habían desempeñado las funciones del sacerdocio provincial en el pasado, ya que el cargo era temporal [24] . La elección del término sacerdos, quizás originalmente dictada por la presencia del culto del Emperador junto al de Roma, sería en cualquier caso más apropiada que la de flamen si el Emperador iba a recibir culto a solas, ya que, como hemos mencionado, Roma no fue incluida en el ara Augusti de Ulpia Traiana Sarmizegetusa, sino únicamente en los dos santuarios citados más arriba [25] .
La denominación de coronatus, que acompañaba al título de los sacerdotes provinciales de la Dacia, se refiere al apex, el tipo de corona de oro, distinción de los sacerdotes orientales, que constituía el ornamento de los sacerdotes junto a la vestimenta de color púrpura [26] .
El sacerdos arae Augusti, presidente del concilio de las tres Dacias, era elegido siempre entre los miembros del ordo ecuestre que habían desempeñado importantes cargos en los distintos centros urbanos de la provincia [27] . Este ascenso a la más alta dignidad del culto imperial en la provincia desde otros cargos sacerdotales del culto municipal puede verse en varias inscripciones de sacerdotes arae Augusti, de las que pondremos algunos ejemplos representativos: en una de ellas [28] , aparece P. Aelius Antipater, del ordo ecuestre, que anteriormente había sido flamen de la colonia Aurelia Apulense [29] ; en otra, procedente de Napoca [30] , aparece P. Aelius Maximus, también del ordo ecuestre, que había sido flamen, duumvir quinquennalis y decurio de esta colonia; por último, en una inscripción de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [31] , aparece Tib. Claudius Augustianus, que había sido augur del municipium de Apulum antes de ser elevado al rango de sacerdote del culto provincial.
En Dacia, los monumentos epigráficos en los que aparecen sacerdotes arae Augusti se encuentran dispersos en tres corpora de inscripciones y varias publicaciones, alcanzando el número de 11: de ellas, 6 proceden de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [32] , 3 de Apulum [33] , 1 de Potaissa [34] y 1 de Napoca [35] .
En lo que se refiere a los otros cargos desempeñados por estos personajes en la vida pública de la provincia y de los municipios, además de su función de sacerdotes del culto provincial, encontramos que, aparte de los tres casos ya mencionados arriba, M. Cominius Quintus [36] pertenecía al ordo ecuestre y fue patrón de collegium fabrorum y pontifex de la colonia de Ulpia Traiana Sarmizegetusa; C. Ulpius Bonus [37] , cuyo cargo de sacerdote del culto provincial aparece como sacerdos provinciae, fue decurión y aedilicius de Apulum; P. Aelius Strenuus [38] perteneció al ordo ecuestre y fue augur en Ulpia Traiana Sarmizegetusa y Apulum, decurión en Drobeta y patrón de varios colegios profesionales en Apulum; M. Antonius Valenti-nus [39] , del ordo ecuestre, fue decurión del municipio de Apulum; M. Cominius Quin-tus [40] perteneció también al ordo ecuestre y fue pontifex quinquennalis de Ulpia Traiana.
Debemos destacar, además, la importancia de los dos fragmentos de inscripción provenientes de Potaissa [41] , que es nada menos que una lista de aquellos personajes que habían ocupado el cargo de sacerdotes arae Augusti, que aparecen aquí como sacerdotalis Daciae. Lamentablemente, la lista está incompleta por causa del estado fragmentario del monumento. El gran número de sacerdotes que aparecerían en la placa original, no menos de 60, con referencias extremadamente abreviadas de otras ocupaciones anteriores de algunos de ellos, así como la mención únicamente del nomen y del cognomen de los personajes, nos hace pensar en que el monumento pueda ser situado cronológicamente a principios del siglo III d.C.
Como conclusión, diremos que la mayoría de los sacerdotes del culto provincial estaban obligados a hallarse presentes en Ulpia Traiana Sarmizegetusa, al doblarse sus funciones como sacerdotes arae Augusti y como presidentes del concilio provincial [42] . Por otro lado, de las inscripciones se deduce que los sacerdotes del culto provincial podían acumular sus cargos religiosos con otros civiles, especialmente con otros que podrían resultarles más rentables.
2-El culto municipal y los flamines.
Acerca del culto imperial municipal en Dacia [43] , conocemos el nombre de varios sacerdotes encargados de él, entendiendo que estamos ante un flamen municipal cuando tal título aparece solo o en compañía del nombre de la ciudad. La elección de individuos para esos cargos recaía en el ordo decurionum y la duración del cargo era de un año, al igual que sucedía en el caso de los sacerdotes provinciales [44] .
En la provincia transdanubiana, las colonias y municipios creados por los emperadores, entre las que destacan Ulpia Traiana Sarmizegetusa y Apulum, constituyen los centros de donde provienen, para el caso que nos ocupa, la mayor parte de los documentos relativos al culto municipal [45] . Están atestiguados 23 flamines, de tal modo que, en la capital religiosa de la Dacia, aparecen 10 poseedores del título de flamen coloniae [46] ; de Apulum, incluyendo la colonia Aurelia Apulense y el municipio Septimio Apulense, conocemos 5 flamines [47] ; de Drobeta conocemos 3 [48] ; de Napoca, 2 [49] ; de Potaissa, 1 [50] ; de Porolissum, 1 [51] ; de Tibiscum, 1 [52] .
Al título de flamines para los sacerdotes del culto municipal correspondería el de flaminicae para las sacerdotisas, aunque hasta el momento, su presencia en Dacia no está documentada por ninguna inscripción [53] . Tampoco ha aparecido ningún caso de flamen perpetuus. En lo que se refiere a la posición social de estos flamines, tenemos que Q. Aurelius Tertius [54] fue decurión, probablemente de Ulpia Traiana Sarmizegetusa; el flamen de la inscripción de Ulpia Traiana en la que no aparece su nombre [55] fue decurión y aedilicius de esta colonia, praefectus quinquennalis y pertenecía al ordo ecuestre; P. Aelius Marus [56] fue conductor pascui et salinarum; M. Procilius Niceta [57] fue duunviro de Ulpia Traiana; T. Varenius Pudens [58] , flamen en Ulpia Traiana y en Apulum, fue decurión y quinquennalis de Ulpia Traiana, decurión del muncipio de Apulum, decurión de Porolissum y perteneció al ordo ecuestre; T. Varenius Sabinianus [59] fue decurión de Ulpia Traiana, decurión de la colonia de Apulum y perteneció también al ordo ecuestre; L. Flavius Valens [60] fue decurión de Ulpia Traiana; Sex. Valerius Fronto [61] fue decurión, aedilicius y duunviro de Ulpia Traiana; P. Aelius Antipater [62] fue posteriormente sacerdos arae Augusti; P. Aelius Iulianus [63] fue duunviro de Apulum y perteneció al ordo ecuestre; Tib. Claudius Rufus [64] , flamen en la colonia Aurelia Apulense y en el municipio Septimio Apulense, fue decurión de la colonia; Aelius Valentinus [65] , fue decurión de la colonia Aurelia Apulense; L. Ulpius Bassinus [66] , flamen en Drobeta, fue duunviro de Napoca, decurión del municipio de Apulum, decurión de Porolissum, tribuno de la legión IV Flavia Félix y perteneció al ordo ecuestre; P Aelius Maximus [67] , flamen en Napoca, fue duunviro, quinquennalis y decurión de Napoca, sacerdos arae Augusti y perteneció al ordo ecuestre; T. Aelius Aelianus [68] fue duunviro de Drobeta y perteneció igualmente al ordo ecuestre; por último, P. Aelius Malachus [69] fue quinquennalis de Porolissum.
El número de flamines conocido es extremadamente reducido, aunque su papel y el del culto municipal en las ciudades mencionadas debieron ser muy importantes. En lo que se refiere a la datación, los flamines documentados se agrupan en un intervalo de tiempo reducido. Entre aquellos que proceden de Ulpia Traiana Sarmizegetusa, cinco son emplazados en la época de los Antoninos y dos podrían pertenecer al tiempo de la dinastía de los Severos. De los otros núcleos urbanos, 12 flamines pertenecerían a los primeros decenios del siglo III, mientras que sólo dos podrían ser emplazados en la segunda mitad del siglo anterior. Se ha pensado que esta distribución de los testimonios conservados de la presencia de flamines municipales en la Dacia romana marcaría el período de expansión máxima de la vida urbana en la provincia transdanubiana [70] . La degradación general de la situación socio-económica, que en la Dacia no se produce hasta mediados del siglo III, tendría como consecuencia que se evitaran las funciones del flaminado, perturbando el funcionamiento del organismo municipal. La ausencia total del flaminado municipal en las fuentes después de los Severos no puede ser fortuita [71] .
Como ya hemos mencionado, los flamines eran elegidos entre los miembros de la aristocracia municipal y debían ser muy ricos, ya que la función sacerdotal suponía grandes gastos. El número de equites Romani es muy significativo, aunque de Ulpia Traiana Sarmizegetusa sólo 3 lo son [72] . En Apulum, dos flamines son miembros del ordo ecuestre [73] . El ejercicio del flaminado municipal no parece haber desempeñado un papel decisivo en la ascensión social de aquellos que detentaron ese cargo, la cual era condicionada por la fortuna y las magistraturas desempeñadas.
En cuanto al origen étnico de los flamines municipales documentados en Dacia, todos son ciudadanos romanos tras varias generaciones y únicamente en tres casos se observa un posible origen oriental: M. Procilius Niceta [74] y C. Spedius Hermias [75] , con cognomina griegos, y P. Aelius Malachus [76] , con cognomen palmireno. El que C. Spedius Hermias erija un monumento a Esculapio Pergameno habla a favor de su procedencia minorasiática. De todos modos, el número mayoritario de romanos es natural, dado que su función sacerdotal afirmaba por excelencia el carácter romano y la fidelidad política de los centros urbanos en los que ejercían esas funciones.
De todos los flamines documentados, cinco sobrepasan el marco local y detentan cargos en varios núcleos urbanos, como hemos visto, y cuatro de ellos son equites Romani, aunque su estatus social permanece en el nivel superior de la aristocracia municipal. Por otro lado, sólo dos flamines municipales acceden al puesto de sacerdotes arae Augusti, el sacerdocio provincial del culto imperial. Así, podemos ver que, al igual que sucede en otras provincias, la mayor parte de los flamines municipales no sobrepasan el marco local.
Por último, se ha planteado la hipótesis de la existencia de lazos estrechos entre los flamines y el ordo augustalium [77] , pero no parece justificada, ya que sus actividades no se superponían y no se condicionaban. Las inscripciones documentan únicamente las relaciones personales entre flamines patrones y sus libertos, convertidos en augustales [78] .
3-El ordo augustalium.
Los augustales, desde época Julio-Claudia, constituían un colegio destinado a honrar al emperador y al que pertenecían de por vida. Así pues, como en el caso de los seviri augustales, no documentados hasta el momento en la Dacia, tenían como función participar en el culto imperial, al contrario que los seviri, citados sin otra especificación, cuyas funciones no parecían relacionarse con el culto imperial, aparte de que su elección tenía lugar en otros medios sociales [79] .
El importante número de textos epigráficos relativos a los augustales refleja, en Dacia, la fuerza del proceso urbanizador y de la introducción en el territorio transdanubiano de las estructuras ideológicas y administrativas romanas. Allí, el desarrollo del culto imperial y la presencia destacada de augustales prácticamente desde la organización de la provincia, tras la conquista, confirman la existencia de una red de núcleos urbanos hasta cierto punto compleja y evolucionada, con algunos centros destacados como Ulpia Traiana Sarmizegetusa y Apulum, que ofrecían, como capitales provinciales, una complejidad mínima de estructuras religiosas y administrativas para permitir el desarrollo de las funciones públicas de los augustales, relacionados con el culto imperial. Teniendo en cuenta que los seviri augustales están presentes en las otras provincias romanas del alto y medio Danubio [80] y que eran vistos socialmente como hombres con una capacidad económica que les hacía capaces de prestar un servicio a sus comunidades, vinculados a menudo con las actividades comerciales y artesanales, podemos pensar que, con toda probabilidad, estuvieron presentes también en la Dacia romana, aunque con todas las reservas que nos impone su ausencia del registro epigráfico.
Los puestos de augustales solían recaer en personajes acomodados y generosos, ya fueran libres o libertos, que fueran capaces de prestar un buen servicio a las ciudades en las que desempeñaban sus funciones. El destacado grado de ocultación del origen servil por parte de estos individuos revela su exitoso acercamiento a las vías de promoción social. Es bastante frecuente en el Occidente romano que los augustales sean libertos de aquellas familias que constituían las élites de los distintos municipios y colonias, quedando claro su carácter privado y mostrando la extensión de las redes de poder de estas familias, que situaban a sus libertos en puestos estratégicos para respaldar su promoción social [81] . El apoyo que daban a los cultos ortodoxos romanos y a la ideología oficial refleja su forma de vida indudablemente romana [82] , pero las divinidades veneradas por los augustales serán tratadas en un apartado posterior de este capítulo.
Aquellos que eran admitidos para ser miembros de los augustales pagaban una importante summa honoraria en el momento en que eran inscritos en el album Augustalium. En el ejercicio de su cargo, debían organizar espectáculos con sus bienes, así como responder a algunos trabajos relativos a la actividad edilicia y gastar importantes sumas de dinero en las fiestas, teatros, los sacrificios públicos... [83]
A comienzos del siglo III, al incrementarse las dificultades financieras de las ciudades y del Imperio, es muy probable que la condición de augustales se transmitiera hereditariamente de padres a hijos, cuando anteriormente se acordaba por decreto decurionum. En Dacia, la asociación de los augustales llevaba el nombre de ordo, poseía un arca o aerarium y tenía la sede en un local propio conocido como aedes Augustalium. Sus miembros estaban presentes en el transcurso de los sacrificios oficiales y públicos por la salud del emperador y de su familia [84] .
Hasta la actualidad se han encontrado en la Dacia romana 66 inscripciones relativas a la organización de los augustales, de modo que puede ser documentada en cinco ciudades: 36 en Ulpia Traiana Sarmizegetusa, 20 en Apulum, 5 en Napoca, 3 en Potaissa y 2 en Drobeta. Faltan hallazgos de otros municipios como Porolissum, Tibiscum, Ampelum o Dierna. Se ha intentado explicar esta ausencia de testimonios por la proximidad de alguno de estos municipios a los centros urbanos más importantes, de modo que no habrían tenido un colegio de augustales [85] . Además, de los 66 monumentos epigráficos, sólo 2 son de la Dacia Inferior, aquellos de Drobeta, de modo que se pone de manifiesto la importancia de la Dacia Superior, con las dos capitales (Apulum, político-administrativa, y Ulpia Traiana Sarmizegetusa, religiosa) y más destacada en cuanto al comercio, las minas y la presencia de las legiones V Macedónica y XIII Gémina.
Ulpia Traiana Sarmizegetusa ha proporcionado el mayor número de inscripciones, 36, en las cuales aparecen augustales de ese centro urbano o de su territorio [86] . Prácticamente desde que Trajano creó la colonia, ésta tuvo un ordo Augustalium. Es natural que fuera el más numeroso al tratarse de la capital religiosa de la Dacia, en la que se erigía el ara Augusti, para el culto y los sacrificios en nombre de la entera provincia de las tres Dacias. La inscripción más antigua dataría de la época de Trajano, cuando la ciudad se llemaba colonia Dacica [87] .
Tras Ulpia Traiana estaría Apulum, con 20 inscripciones relativas a los augustales [88] . El desarrollo de la asociación en este doble núcleo urbano se aceleró a comienzos del reinado de Cómodo, cuando una de las partes de la ciudad se convirtió en colonia y en la segunda capital de la provincia, con una intensa vida administrativa y económica, aunque el ordo Augustalium de Apulum está documentado ya desde la época de Marco Aurelio [89] . Sin embargo, hay que remarcar que, en Apulum, funcionaron dos organizaciones de augustales, como consecuencia del hecho de que la ciudad tenía dos organismos administrativos, uno correspondiente al vicus indígena y el otro, a las canabae de la legión XIII Gémina: el municipio Septimio Apulense y la colonia Aurelia Apulense [90] .
Napoca, municipio de época de Adriano y colonia bajo Marco Aurelio, nos ofrece cinco inscripciones [91] del colegio de augustales que allí existía. Potaissa, municipio y colonia en la época de Septimio Severo, ha proporcionado únicamente tres epígrafes [92] , datados a comienzos del siglo III. En cuanto a Drobeta, sólo nos ha proporcionado 2 monumentos epigráficos referidos a augustales [93] . De éstos, cabría destacar la presencia de Daiciscus, un autóctono daco-geta, augustalis coloniae Drobetae, entre los años 198-210 [94] . Más aún, se ha llegado a presuponer la existencia de un aedes Augustalium en este centro urbano de la Dacia Inferior [95] .
En general, la mayor parte de la inscripciones relativas a los augustales pertenecerían, en la medida en que pueden ser datadas, a la primera mitad del siglo III a.C., en el período de máximo desarrollo económico de las ciudades de la Dacia y cuando los libertos eran numerosos y ricos en un grado importante [96] .
Ya hemos avanzado algunas ideas acerca de la cuestión del origen social de los augustales, como la ocultación del origen servil en las inscripciones. Un ejemplo interesante lo ofrece el augustalis Ulp. Domitius Hermes, que aparece en tres inscripciones de Ulpia Traiana, en la primera como liberto del decurión Ulp. Domitius Rufus, sin ser aún augustalis [97] , y en las otras dos, eliminando la mención de su pasado servil y sustituyéndolo por el título de Augustalis coloniae [98] . Sin embargo, la onomástica de una serie de augustales indica de igual modo su procedencia social de la categoría de los libertos, aunque no venga mencionada de forma expresa en los epígrafes [99] . También es cierto que en un gran número de documentos epigráficos aparecen augustales con nombre latino. La mayor parte de ellos pertenecen a la onomástica plebeya y algunos de ellos son nombres específicos para los libertos o peregrinos, derivando algunos igualmente de nombres imperiales, lo que sería un indicio de una romanización reciente o una derivación del nombre de libertos [100] .
Una recompensa honorífica concedida por decreto decurionum de forma excepcional eran los ornamenta decurionalia, sólo para los augustales ricos y que se habían prodigado en la resolución de diferentes intereses municipales [101] . En Dacia, sólo conocemos dos augustales que recibieron este honor: Septimius Asclepius Hermes, libertus numinis Aesculapi, de Apulum [102] y el ya mencionado Ulpius Domitius Hermes, de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [103] .
En cuanto al aedes Augustalium de Ulpia Traiana Sarmizegetusa, es el más grandioso edificio de los augustales en la Dacia romana, único por su monumentalidad en el Imperio. Su construcción fue iniciada, junto al foro, a mediados del siglo II, por M. Procilius Niceta [104] , que sería también duunviro y flamen de Ulpia Traiana y, más tarde, sacerdos arae Augusti [105] . El aedes Augustalium sería terminado por su hijo, M. Procilius Regulus, y parece inspirado en el modelo de los cuarteles generales de los campamentos legionarios [106] , lo cual no es sino un reflejo de la organización interna paramilitar de los augustales, como la del ordo ecuestre pero de forma ficticia, ya que la curia de las distintas ciudades podía, así, inmiscuirse más fácilmente en sus actividades e impedir una cohesión excesiva que podría haber resultado incluso peligrosa [107] .
La Dacia, en contraste con otras provincias, ha proporcionado un número importante de inscripciones relativas al ordo Augustalium. En última instancia, esto indicaría el gran número de libertos y peregrinos existentes en la provincia y mostraría la estrecha relación entre los augustales y el culto imperial, por un lado, y la romanización, por otro.
4-Los objetos del culto imperial.
Los monumentos epigráficos y figurativos de la Dacia nos dan a conocer, además de a aquellos individuos encargados de la organización del culto imperial, testimonios del culto en sí mismo o, al menos, manifestaciones de lealtad política a determinados emperadores, de forma particular. Los objetos de culto serán, en primer lugar, los emperadores divinizados y los emperadores reinantes, las virtudes y valores morales asociados al poder imperial, el genius del Emperador, los miembros de la domus divina y en la medida en que está presente en la variedad del culto imperial en la provincia transdanubiana, Roma.
4.1-El culto al numen y al genius del Emperador y a los divi.
En Dacia, los testimonios epigráficos del culto de individuales al numen del emperador o de los emperadores está atestiguado únicamente por dos inscripciones [108] , casos raros como los de las provincias vecinas de Pannonia [109] o la Moesia Inferior [110] . Tan sólo hay una inscripción dedicada al genius imperial [111] , mientras que los divi fueron adorados por particulares especialmente en África y más raramente en otras provincias, con restos de esta forma de culto en la Galia, en Dalmacia y en Hispania [112] . Por otro lado, se han conservado fragmentos de estatuas de emperadores ligadas al culto imperial: un busto de Trajano, de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [113] ; una estatua de Marco Aurelio, de Apulum [114] ; un torso de estatua de Pértinax, de Apulum [115] ; 4 trozos de una estatua ecuestre de Caracalla, de Porolissum [116] ; una cabeza de estatua de Alejandro Severo, de Apulum [117] ; una cabeza de estatua de Filipo el Árabe, de Apulum [118] ; una estatua de Decio, de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [119] ; y una estatua de Galieno, de Apulum [120] .
4.2-La Domus Divina.
Hasta la actualidad, sólo han sido halladas cinco inscripciones en Dacia con la mención in honorem domus divinae, en Apulum, Ulpia Traiana Sarmizegetusa y Micia, haciendo referencia a la veneración hacia la familia imperial [121] . Una de ellas, procedente de Ulpia Traiana [122] , hace referencia a la construcción de un edificio (una basílica, unas termas o un santuario del culto imperial [123] ) in honorem Domus Divinae por Lucius(?) Antonius Domitius Priscus, decurio coloniae Dacicae. La mención, con estos términos, de la capital religiosa de la Dacia nos remite a la época de Trajano o a los primeros años de reinado de Adriano, cuando aún no era la colonia Ulpia Traiana Sarmizegetusa.
En el caso de las estatuas, están documentadas varias emperatrices: de Ulpia Traiana Sarmizegetusa, proviene una cabeza de estatua de Pompeia Plotina Augusta, la esposa de Trajano [124] ; de Porolissum, 2 fragmentos de una estatua de Julia Domna [125] ; de Drobeta, una estatua de la emperatriz Faustina Senior [126] .
4.3-Roma.
Como ya mencionamos al principio de esta síntesis, parece claro que Trajano instaló el culto imperial en la mayoría de las provincias danubianas, pero no han aparecido testimonios que asocien al emperador con Roma, que tiende a ser excluida [127] . Aun así, en Ulpia Traiana Sarmizegetusa, como probablemente también en Apulum, existía un templo de Roma y de Augusto, aunque no ha sido localizado con absoluta certeza [128] .
4.4-Personificaciones de las virtudes y otras abstracciones asociadas al poder imperial.
Abundantia: se refiere a la idea de prosperidad del estado romano y del Imperio bajo algunos emperadores, formando parte de los cultos de carácter político, con relación a la propaganda y a la lealtad hacia el poder imperial. Está atestiguada en Dacia junto a otras abstracciones del mismo tipo [129] .
Bonus Eventus: atestiguado en una inscripción de Apulum junto a Júpiter Dolichenus [130] , se cree que el nombre de Bonus Eventus deriva de creencias de origen vegetal, siendo, de nuevo, una abstracción personificada [131] a la que se atribuyen virtudes en relación con la prosperidad comercial o financiera, lo cual la aproximaría en ciertos aspectos al culto de Júpiter Dolichenus [132] .
Concordia: uno de los clásicos valores morales personificados en la esfera de las manifestaciones religiosas romanas [133] . Como otras muchas abstracciones personificadas, Concordia se encuentra representada en el territorio de la provincia transdanubiana [134] .
Favor: aparece en Apulum junto a otras divinidades entre las que se encuentran también algunas otras personificaciones como Spes o Salus: Dis penatibus laribus militaribus lari viali Neptuno Saluti Fortunae Reduci Aesculapio Dianae Apollini Herculi Spei Favori [135] .
Iustitia: Una nueva abstracción personificada en referencia a uno de los valores morales, también relacionada con los cultos políticos, en el marco de las manifestaciones religiosas de la lealtad hacia los emperadores. Iustitia también está atestiguada en el territorio de la provincia [136] .
Providentia: culto de carácter político relacionado con las manifestaciones religiosas de la lealtad al poder imperial [137] .
Salus: diosa de la salud y, por extensión, del vigor y la energía, abstracción personificada relacionada estrechamente con las aguas salutíferas y que ya Cicerón mencionó entre otras nociones abstractas y valores morales [138] . Entre otras inscripciones, aparece en dos largas dedicatorias a varias divinidades, una de Apulum [139] y otra, de Ulpia Traiana Sarmizegetusa [140] . De nuevo, aparece relacionada con el culto imperial.
Spes: de nuevo nos encontramos con otra abstracción personificada que está presente en el panteón greco-romano de la Dacia, siendo una de las mencionadas por Plinio el Viejo junto a Pudicitia y Clementia [141] . Esta divinidad tiene un carácter político y está en relación con el culto imperial, como las otras abstracciones. En la provincia, aparece en una inscripción de Apulum junto a otras divinidades entre las que se cuentan también otras abstracciones como Salus o Favor [142] .
Tempus Bonum: personificación de una noción abstracta, Tempus Bonum, el “tiempo favorable”, hace alusión a los reinados de Septimio Severo y Caracalla, como se deduce de la inscripción procedente de Tyras [143] . Esta personificación forma parte de los cultos de carácter político y se añade a las otras abstracciones y valores morales personificados representados en la provincia de Dacia [144] .
Victoria: otra de las abstracciones personificadas presentes entre las manifestaciones religiosas de la provincia de Dacia [145] , formando parte, como la mayoría de ellas, de los cultos de carácter político. Entre otros hallazgos figurativos, podemos citar una estatuilla de bronce de Drobeta [146] o un aplique de un bronce dorado para un carro triunfal, en Ulpia Traiana Sarmizegetusa [147] .
Virtus: para terminar, nos referiremos, a Virtus, uno de los cuatro valores morales principales descados por Cicerón [148] y que encontramos, como muchas otras, en el territorio de la provincia de Dacia [149] , asociado al culto imperial.
5-El culto imperial en relación con los cultos romanos y los cultos orientales en la Dacia.
La vertiente oficial y pública del cargo de los augustales exigía su colaboración en la difusión y consolidación de los cultos del panteón romano. De este modo, un buen número de inscripciones de los augustales de la Dacia tienen un carácter votivo, lo que manifiesta el destacado dinamismo de éstos en el terreno religioso. Es más, sus ofrendas votivas tendrían en algunas ocasiones el carácter de actos meritorios ante sus conciudadanos. No obstante, la conveniencia social y pública se mezclaba con las devociones personales y privadas en las dedicaciones de estos augustales. De todas formas, de sus preferencias religioso-votivas emana en esencia una ideología oficial de integración político-religiosa y un apoyo destacado a los cultos romanos, que marcan su forma de vida romana. Efectivamente, la documentación epigráfica, como veremos a continuación, pone de manifiesto la práctica adhesión total de los augustales de la Dacia a los cultos oficiales romanos, cuyo protagonismo contrasta con la presencia discreta de las divinidades orientales, aunque ciertas deidades con raíz indígena daco-geta, sincretizadas en el panteón romano bajo el fenómeno de interpretatio romana, sí se encuentran presentes entre las divinidades adoradas. La frecuencia del epíteto Augusto o Augusta para alguna de estas divinidades debe ser puesta en relación con su carácter oficial y con el culto imperial practicado por los augustales.
Así pues, entre las principales deidades del panteón romano adoradas por los miembros del ordo Augustalium encontramos a Júpiter [150] , a Juno [151] , a Minerva [152] , a Apolo [153] , a Diana [154] , a Venus [155] y a Némesis [156] . Los augustales venidos a las dos estaciones de aguas termales de la provincia, Baile Herculane y Germisara, erigieron inscripciones en honor de las divinidades con carácter salutífero y de las aguas benéficas, como Hércules [157] , Esculapio y Hygia [158] , y las Ninfas [159] . En cuanto a las divinidades orientales, aparecen Isis [160] , Mitra [161] y Iuppiter Optimus Maximus Bussumarus [162] .
En la serie de los numina y de los genii adorados por los augustales aparecen el genius ordinis (Augustalium) [163] , el numen Aug(ustalium) [164] , el genius fabrum [165] , angeli [166] y quadriviae [167] .
6-Conclusiones.
Hemos tratado de realizar un estudio breve y conciso acerca del culto imperial en la Dacia romana, incidiendo de forma especial en las distintas categorías del culto en la provincia y sus respectivos sacerdocios y colegios, aunque sin dejar de lado un rápido repaso de los objetos del culto presentes en el territorio que nos ocupa y la relación del culto imperial con otras divinidades igualmente atestiguadas, subrayando el carácter oficial de algunas de ellas y participando en la política religiosa imperial, con un carácter integrador.
Se ha observado la unidad de las tres Dacias en un único concilio para el culto a nivel provincial, con los sacerdotes arae Augusti como ostentadores del sacerdocio provincial. Hemos visto también la importancia del flaminado municipal y, sobre todo, del ordo Augustalium, dado el gran número de inscripciones relativas a augustales halladas hasta la fecha en comparación con otras provincias, sobre todo en el caso de las provincias danubianas, quizás con la excepción de Pannonia, donde también existe un gran número de inscripciones de seviri augustales y de augustales, aunque no tan destacado como el de Dacia para los últimos. Asimismo, hay que señalar la ausencia en el registro epigráfico de las flaminicae y los seviri augustales, un dato extraño especialmente para el caso de los segundos, pero posiblemente también estuvieron presentes en la jerarquía sacerdotal del culto imperial en la Dacia.
Por último, avanzando una línea de estudio que deberá merecer más tiempo y recursos en otro lugar y en otro momento, me gustaría llamar la atención acerca de un cierto paralelismo existente, salvando las distancias, entre ciertos aspectos del culto imperial y de la religión daco-geta de Zalmoxis, su principal divinidad. El Emperador en vida era, además de gobernante del Imperio Romano, el pontifex maximus, y tras la muerte, era deificado. Pues bien, en tiempos de la muerte de Burebista, en la segunda mitad del siglo I a.C., el Alto Sacerdote de Zalmoxis, Deceneo, se convirtió además en rey de toda la zona carpática, que había constituido el núcleo de los vastos territorios de Burebista, y lo mismo sucedería con sus sucesores. En la religión zalmoxiana, todos los altos sacerdotes eran deificados a su muerte, mediante su asimilación a la divinidad suprema de los daco-getas. Por consiguiente, para el caso de Deceneo y sus sucesores, a la vez reyes y altos sacerdotes, se producía también, como en el caso de los emperadores romanos, la deificación tras la muerte. Por supuesto, podrían sugerirse muchos razonamientos en contra o a favor de este planteamiento, como el que en el caso daco-geta se produjera una asimilación a la divinidad suprema que no tenía lugar en el caso romano para hacer posible esa deificación tras la muerte, ya que además, los emperadores se convertían en divi, no en dioses, propiamente dichos. Aun así, con riesgo de parecer simplista, parece que la idea básica del culto imperial, la de la adoración de los emperadores divinizados, no debió de resultar muy extraña a los habitantes autóctonos de la Dacia cuando se implantó allí, poco después de la conquista por Trajano.
ABREVIATURAS
AIIA Anuarul Institutului de Istorie si Arheologie, Cluj.
AISC Anuarul Institutului de Studii Clasice, Cluj.
AMN Acta Musei Napocensis, Cluj-Napoca.
AMP Acta Musei Porolissensis, Zalau.
Ann. Ép. L´Année Épigraphique, París.
ANRW Aufstieg und Niedergang der Römischen Welt, Berlín.
Arch. Ért. Archaeologiai Értesito, Budapest.
CIL Corpus Inscriptionum Latinarum.
CIMRM Corpus Inscriptionum et Monumentorum Religionis Mithriacae, La Haya.
Eph. Nap. Ephemeries Napocensis, Cluj-Napoca.
IDR Inscriptii Daciei Romane, Bucarest.
SCIV Studii si Cercetari de Istorie Veche, Bucarest.
SCS Studii si Comunicari, Sibiu.
[1] TUDOR, D., “Ordo Augustalium în Dacia romana”, în extras din culegerea Studii si articole de istorie III, Bucarest, 1961, pp. 7 ss.; TUDOR, D., “Le organizzazioni degli augustales in Dacia”, Dacia N.S. VI, Bucarest, 1962, pp. 199-214; DAICOVICIU, C., “Un nou sacerdos arae Augusti în Dacia”, AMN 4, Cluj-Napoca, 1967, pp. 469 ss.; RUSSU, I.I., “Domus divina in Dacia”, Studii Clasice IX, Bucarest, 1967, pp. 211-219; MITRU, N., “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, pp. 561-570; ARDEVÁN, R., “Les flamines municipaux dans la Dacie Romaine”, Actas del Coloquio Internacional de Epigrafía, Sabadell, 1992, pp. 47-53.
[2] MACREA, M., Viata în Dacia romana, Bucarest, 1969, pp. 381-385.
[3] TOUTAIN, J., Les cultes païens dans l´empire romain. Tome I. Les provinces latines, Roma, 1967, pp. 91, 104, 107-108, 125-126, 160; LE GLAY, M., La religion romaine, París, 1971.
[4] FISHWICK, D., The Imperial Cult in the Latin West: Studies in the Ruler Cult of the Western Provinces of the Roman Empire, Vol. 1, Pt. 2, Leiden, 1987, pp. 301 ss.; CID LÓPEZ, R. Mª., “El culto imperial en la época de Trajano”, en Imp. Caes. Nerva Traianus Aug., Sevilla, 1993, pp. 49-76.
[5] El artículo de Nicolae Mitru, “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, pp. 561-570, no abarca, en realidad, todo lo que podría integrarse en un estudio con un título tan ambicioso, ya que se centra de forma especial y casi exclusiva en el papel de los augustales en la provincia de Dacia.
[6] BEAUJEAU, J., La religion romaine a l´apogée de l´Empire. I. La politique religieuse des Antonins (96-192), París, 1955, pp. 426 ss. Hasta el 69 d.C., las diversas manifestaciones del culto imperial permanecían sobre todo en el nivel de las comunidades o de los municipios. Tras la caída de Nerón, los Flavios sintieron la necesidad de retomar la tradición augustea de aparecer como los continuadores de los fundadores del Imperio, de modo que Vespasiano organizó el culto imperial abordando el plan del culto provincial. Tras Domiciano, los Antoninos se comportarían con moderación, quizás exceptuando a Cómodo. La exaltación divina de los emperadores no se haría según las órdenes de éstos o sobre decisiones del gobierno central, pero Trajano devino un emperador “joviano” y Adriano, por su parte, recibió a provinciales que le dieron honores divinos todavía más grandes a lo largo de sus viajes. Con los Antoninos se cumplió el paso decisivo hacia el alineamiento del culto imperial en Roma sobre el de las provincias del Imperio.
[7] TURCAN, R., “Le culte impérial au III siècle”, ANRW, II.16.2, Berlín, 1978, pp. 1008-1011, 1080-1084. Desde Augusto, La familia del Emperador era asociada a todos los actos importantes y se la calificaba como domus divina. Los textos y los monumentos oficiales dan rango al Emperador por medio de los dioses: de este modo, en época de la dinastía Severa, cuando la gens Septimia era celebrada en los templos, Septimio Severo se asimila a Baco, Hércules y Júpiter Serapis; Julia Domna, su esposa, es asimilada simpre de forma oficial a Cibeles, a Juno o a Caelestis; Caracalla pretendía ser el nuevo Hércules y el nuevo Dionisio; por su parte, Heliogábalo se hizo adorar como un soberano oriental y terminó por considerarse como una encarnación solar, tomando el nombre mismo de su dios, Elagabal, “Señor del alto lugar” (Heliogábalo = “El Sol del alto lugar”).
[8] TOUTAIN, J., Les cultes païens dans l´empire romain. I. Les provinces latines, Roma, 1967, p 126.
[9] MITRU, N., “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, pp. 561 ss.
[10] FISHWICK, D., The Imperial Cult in the Latin West: Studies in the Ruler Cult of the Western Provinces of the Roman Empire, Vol. 1, Pt. 2, Leiden, 1987, p. 301.
[11] PRICE, S.R.F., Rituals and power: the Roman imperial cult in Asia Minor, Cambridge, 1994 pp. 23 ss. y 53 ss.
[12] Plinio el Joven, Panegírico, 2, 3; 52, 2.
[13] FISHWICK, D., op. cit., p. 301.
[14] CID LÓPEZ, R. Mª., “El culto imperial en la época de Trajano”, en Imp. Caes. Nerva Traianus Aug., Sevilla, 1993, p. 65.
[15] La Dacia Porolisense (la más septentrional), la Dacia Apulense (la zona central y carpática) y la Dacia Malvense (correspondiente a la Dacia Inferior, entre los Cárpatos y el Danubio).
[16] Emperadores divinizados, emperadores reinantes, virtudes imperiales, genius imperial y miembros de la domus divina.
[17] Ann. Ép., 1903, 69.
[18] CIL III, 1454.
[19] CIL III, 1412.
[20] TOUTAIN, J., Les cultes païens dans l´empire romain. I. Les provinces latines, Roma, 1967, p. 91.
[21] POP, C., “Ulpia Traiana Sarmizegetusa si teritoriul ei: Colonisti, Religii, Locasuri de cult”, Eph. Nap. 4, Cluj-Napoca, 1994, p. 67, fig. 1/19.
[22] MITRU, N., “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, p. 567.
[23] DAICOVICIU, C., “Un nou sacerdos arae Augusti în Dacia”, AMN 4, Cluj-Napoca, 1967, pp. 469 ss.
[24] MITRU, N., op. cit., p. 569.
[25] FISHWICK, D., The Imperial Cult in the Latin West: Studies in the Ruler Cult of the Western Provinces of the Roman Empire, Vol. 1, Pt. 2, Leiden, 1987, p. 301.
[26] MITRU, N., op. cit., p. 569.
[27] PISO, I., “Epigraphica XIII”, AMN XVIII, Cluj-Napoca, 1981, pp. 443 ss.
[28] IDR III/2, 217.
[29] Uno de los dos centros urbanos adyacentes de Apulum.
[30] PISO, I., “Potaissa”, SCS II, Turda, 1982, pp. 125-127.
[31] IDR III/2, 79.
[32] CIL III, 1433, 1513 y 7962; IDR III/2, 19 y 79; Ann. Ép., 1903, 69.
[33] CIL III, 1132 y 1209; IDR III/2, 217.
[34] CIL III, 7688.
[35] PISO, I., “Potaissa”, SCS II, Turda, 1982, pp. 125-127.
[36] IDR III/2, 19.
[37] CIL III, 1132.
[38] CIL III, 1209.
[39] CIL III, 1433.
[40] CIL III, 1513.
[41] CIL III, 7688.
[42] MITRU, N., “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, p. 569.
[43] ARDEVÁN, R., “Les flamines municipaux dans la Dacie Romaine”, Actas del Coloquio Internacional de Epigrafía, Sabadell, 1992, pp. 47-53.
[44] ETIENNE, R., Le culte impérial dans la Péninsule Iberique d´Auguste à Dioclétien, París, 1974, p. 231. Esta obra contiene una presentación excelente y una amplia bibliografía sobre el culto imperial.
[45] TOUTAIN, J., Les cultes païens dans l´empire romain. I. Les provinces latines, Roma, 1967, p. 104.
[46] CIL III, 1134, 1198; IDR III/2, 2-3, 72, 112, 128-129, 164, 388, 455; IDR III/3, 245; RUSSU, I.I., en SCS 7, Cluj, 1956, pp. 9-11.
[47] CIL III, 1064-1065, 1182; IDR III/2, 128, 217; IDR III/3, 159.
[48] CIL III, 14468; Ann. Ép. 1979, 520; PISO, I., en Apulum XIX, Alba Iulia, 1981, pp. 125-126.
[49] CIL III, 7664; PISO, I., “Potaissa”, SCS 2, Turda, 1982, pp. 125-127.
[50] CIL III, 903.
[51] GUDEA, N., en AMP 4, Zalau, 1980, p. 90.
[52] IDR III/1, 139.
[53] TOUTAIN, J., op. cit., p. 108.
[54] IDR III/2, 72, 388.
[55] IDR III/3, 245.
[56] RUSSU, I.I., en SCS 7, Cluj, 1956, pp. 9-11.
[57] IDR III/2, 2-3.
[58] IDR III/2, 128-129.
[59] CIL III, 1198.
[60] CIL III, 1134.
[61] IDR III/2, 455.
[62] IDR III/2, 217.
[63] CIL III, 1182.
[64] CIL III, 1064-1065.
[65] IDR III/3, 159.
[66] CIL III, 14468.
[67] PISO, I., “Potaissa”, SCS 2, Turda, 1982, pp. 125-127.
[68] PISO, I., en Apulum XIX, Alba Iulia, 1981, pp. 125-126.
[69] GUDEA, N., en AMP 4, Zalau, 1980, p. 90.
[70] ARDEVÁN, R., “Les flamines municipaux dans la Dacie Romaine”, Actas del Coloquio Internacional de Epigrafía, Sabadell, 1992, p. 51.
[71] Ibidem, p. 52.
[72] CIL III, 1198; IDR III/2, 128-129; IDR III/3, 245.
[73] CIL III, 1182; IDR III/2, 128.
[74] IDR III/2, 2-3.
[75] IDR III/2, 164.
[76] GUDEA, N., en AMP 4, Zalau, 1980, p. 90.
[77] TUDOR, D., “Le organizzazioni degli augustales in Dacia”, Dacia N.S. VI, Bucarest, 1962, pp. 210 y 211.
[78] IDR III/2, 388.
[79] DUTHOY, R., “Les augustales”, ANRW II.16.2, Berlín, 1978, pp. 1265-1293.
[80] GALLEGO FRANCO, Mª del Henar, “Integración onomástica y social de los Seviri y Augustales en las provincias romanas del alto y medio Danubio”, Memorias de Historia Antigua XVIII, Oviedo, 1997, pp. 23-58.
[81] TUDOR, D., “Le organizzazioni degli augustales in Dacia”, Dacia N.S. VI, Bucarest, 1962, p. 206.
[82] Ibidem, p. 209.
[83] MITRU, N., “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, p. 567.
[84] TUDOR, D., “Ordo Augustalium în Dacia romana”, în extras din culegerea Studii si articole de istorie III, Bucarest, 1961, pp. 7 ss.
[85] TUDOR, D., “Le organizzazioni degli augustales in Dacia”, Dacia N.S. VI, Bucarest, 1962, p. 201.
[86] CIL III, 1285, 1397, 1425, 1426, 1428, 1440, 1471, 1488, 1499, 1506, 1508. 1510, 1515, 1516, 1572, 6270, 7913, 7930, 7933, 7960, 7981, 7982, 7985, 8011, 12582, 12588; Arch.Ért., Budapest, 1912, p. 401, p. 405, p. 408; Dolgozatok Cluj, 1913, p. 260; Ann. Ép., 1909, nº- 112; Dacia I, Bucarest, p. 245, 3 y 4, y p. 246, 1; Dacia III-IV, Bucarest, p. 518.
[87] CIL III, 1572.
[88] CIL III, 976, 986, 1001, 1016, 1069, 1079, 1082, 1126, 1157, 1162, 1481, 6265, 7780, 14215-15; ACMIT, 1929, p. 304; Dacia, VII-VIII, Bucarest, p. 308, nº-8; RADU, D., en Apulum IV, Alba Iulia, 1961, p. 107, nº-17; BARBULESCU, M., en Eph.Nap. III, Cluj-Napoca, 1993, pp. 169-183.
[89] CIL III, 986.
[90] MITRU, N., “Cultul Imperial în Dacia Romana în secolele al II-lea si al III-lea”, Studii Teologice, XXIII, 7-8, Bucarest, 1971, p. 565.
[91] CIL III, 862, 912, 6254, 7665, 14466.
[92] CIL III, 7709; DAICOVICIU, C., en AISC I, 1, Cluj, 1928-1932, p. 61.
[93] TUDOR, D., Oltenia romana, Bucarest, 1958 (2ª ed.), p. 385, nº-28, y p. 386, nº- 34.
[94] TUDOR, D., op. cit.
[95] MACREA, M., Viata in Dacia romana, Bucarest, 1969, p. 381.
[96] TUDOR, D., “Ordo Augustalium în Dacia romana”, în extras din culegerea Studii si articole de istorie III, Bucarest, 1961, pp. 7 ss.
[97] Dacia III-IV, p. 546, nº-1.
[98] CIL III, 1425, 1426.
[99] TUDOR, D., “Le organizzazioni degli augustales in Dacia”, Dacia N.S. VI, Bucarest, 1962, pp. 206-7.
[100] Ibidem, p. 207.
[101] TUDOR, D., “Ordo Augustalium în Dacia romana”, în extras din culegerea Studii si articole de istorie III, Bucarest, 1961, pp. 7 ss.
[102] CIL III, 1079.
[103] CIL III, 1425 y 1426.
[104] CIL III, 6270: aedem Augustalium pecunia sua faciendum instituit.
[105] CIL III, 1509.
[106] POP, C., “Ulpia Traiana Sarmizegetusa si teritoriul si: Colonisti, Religii, Locasuri de cult”, Eph. Nap. 4, Cluj-Napoca, 1994, p. 66.
[107] TUDOR, D., “Le organizzazioni degli augustales in Dacia”, Dacia N.S. VI, Bucarest, 1962, p. 213.
[108] CIL III, 862, 1127.
[109] CIL III, 3907.
[110] CIL III, 7434, 7435.
[111] CIL III, 1017.
[112] TOUTAIN, J., Les cultes païens dans l´empire romain. I. Les provinces latines, Roma, 1967, p. 125.
[113] MICLEA, I.; FLORESCU, R., Los antepasados de los rumanos. Vestigios milenarios de cultura y arte: los daco-romanos, Bucarest, 1980, p. 75, nº-1.
[114] ALICU, D.(coord.), Chefs d´oeuvre d´art romain en Dacie. Catalogue de l´exposition nationale, Cluj-Napoca, 1995, p. 24, nº-1.
[115] MICLEA, I.; FLORESCU, R., op. cit., p. 75, nº- 71.
[116] ALICU, D.(coord.), op. cit., p. 24, nº-2.
[117] MICLEA, I.; FLORESCU, R., op. cit., p. 75, nº- 68.
[118] Ibidem, p. 75, nº- 70.
[119] ALICU, D.(coord.), op. cit., p. 24, nº-3.
[120] Ibidem, p. 24, nº-4.
[121] RUSSU, I.I., “Domus divina în Dacia”, Studii Clasice IX, Bucarest, 1967, pp. 211-219.
[122] Recogida posteriormente en IDR III/2, 22.
[123] POP, C., “Ulpia Traiana Sarmizegetusa si teritoriul si: Colonisti, Religii, Locasuri de cult”, Eph. Nap. 4, Cluj-Napoca, 1994, p. 70.
[124] MICLEA, I.; FLORESCU, R., op. cit., p. 75, nº-2.
[125] Ibidem, p. 77, números 193 y 194.
[126] Ibidem, p. 78, nº- 340.
[127] FISHWICK, D., The Imperial Cult in the Latin West: Studies in the Ruler Cult of the Western Provinces of the Roman Empire, Vol. 1, Pt. 2, Leiden, 1987, p. 301.
[128] POP, C., op. cit., p. 67.
[129] BARBULESCU, M., “Personificarile in religia romana din Dacia.1. Personificarea notiunilor abstracte si a valorilor morale”, AIIAXX, Cluj-Napoca, 1977, pp. 269-286.
[130] CIL III, 1128; MERLAT, P., Répertoire des inscriptions et monuments figurés du culte de Jupiter Dolichenus, París-Rennes, 1951, p. 29, nº-24.
[131] BARBULESCU, M., op.cit., pp. 269-286.
[132] MERLAT, P., Jupiter Dolichenus. Essai d´interpretation et de synthèse, París, 1960, pp. 104-107.
[133] Cicerón, De natura deorum, II, 61.
[134] BARBULESCU, M., op. cit., pp. 269-286.
[135] CRISAN, I.H., en SCIV V, 3-4, Bucarest, 1954, pp.603-605, nº-1.
[136] BARBULESCU, M., op. cit., pp. 269-286.
[137] Ibidem.
[138] Cicerón, De natura deorum, II, 61.
[139] CRISAN, I.H., op. cit., pp. 603-605.
[140] DAICOVICIU, C., en AISC I,1, Cluj, 1928-1932, pp. 84-85, nº-2.
[141] Cayo Plinio Segundo, Historia natural., II, 14.
[142] CRISAN, I.H., en SCIV V, 3-4, Bucarest, 1954, pp. 603-605, nº-1.
[143] CIL III, 13747.
[144] BARBULESCU, M., “Tempus bonum. În jurul unei inscriptii din Cetatea Alba”, Eph. Nap. I, Cluj-Napoca, 1991, pp. 179-183.
[145] Ver BARBULESCU, M., “Personificarile in religia romana din Dacia. 1. Personificarea notiunilor abstracte si a valorilor morale”, AIIA XX, Cluj, 1977, pp. 269-286.
[146] MICLEA, I. y FLORESCU, R., Los antepasados de los rumanos. Vestigios milenarios de cultura y arte: Los daco-romanos, Bucarest, 1980, p. 78, nº- 338.
[147] ALICU, D. (coord.), Chefs d´oeuvre d´art romain en Dacie. Catalogue de l´exposition nationale, Cluj-Napoca, 1995, p.30, nº- 77.
[148] Cicerón, De legibus, II, 19.
[149] Ver BARBULESCU, M., op. cit., pp. 269-286.
[150] CIL III, 1069, 1079, 1082, 1084, 7913.
[151] CIL III, 1069, 1079; Arch.Ért., 1912, p. 401.
[152] CIL III, 1426, 1079.
[153] CIL III, 986.
[154] CIL III, 986, 1001.
[155] CIL III, 1157.
[156] CIL III, 1126.
[157] CIL III, 1572 (de Baile Herculane: Herculi Salutifero).
[158] CIL III, 986, 1079; Arch.Ért.,1912, p. 405; BARBULESCU, M., en Eph. Nap. III,Cluj-Napoca, 1993, pp. 169-183.
[159] CIL III, 1397 (de Germisara: Nymphis salutiferis).
[160] CIL III, 1428.
[161] CIL III, 7933 (CIMRM, II, 2035), 14466 (1917), 7780 (1940).
[162] CIL III, 14215-15.
[163] CIL III, 1425.
[164] CIL III, 862; Ann.Ép., 1909, p. 112.
[165] CIL III, 1016.
[166] Arch.Ért., 1913, p. 401.
[167] CIL III, 1440.