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Antonio Linage Conde
Universidad de San Pablo, CEU
MadridA mi coterráneo, el carmelita erudito
Balbino Velasco Bayón, que tuvo en El
Henar el mismo ministerio postal que
dom Isidoro Hobi en esta historia
Muy próxima ya la guerra civil, el 21 de junio de 1862, se inauguraba la estafeta de correos en una novísima “ciudad” del Estado de Indiana. La población se llamaba St.Meinrad. San Meinrado había sido un monje benedictino alemán, fundador del eremitorio que luego se convirtió en la gran abadía suiza de Einsiedeln1. Había nacido hacia el año 797 y fue asesinado el 861.
El primer jefe de correos- postmaster- de la nueva oficina fue un benedictino, Isidor Hobi, quien desempeñó su oficio por un espacio de cuatro años2, transfiriendo en 1865 el cargo postal a la misma ciudad, que puso a un seglar a su frente. Dom Hobi era un monje de Einsiedeln, llegado a St.Meinrad en 1857, cuando tenía sólo veintisiete años. Además del ineludible ministerio parroquial, se venía ocupando de los molinos y de la escuela. También tocaba el violín en la iglesia3. Después fue también rector de los dos seminarios, el mayor y el menor.
Y bien, ¿por qué ese nombre, de la vieja hagiografía monástica de la vieja Europa, para esa nueva población de la Unión norteamericana, y esa investidura de “cartero” a un monje suizo inmigrado? Sencillamente porque el municipio tenía un origen monástico, era la irradiación de uno de los cenobios que los benedictinos, primero alemanes, y luego suizos, desde hacía muy pocos años, estaban fundando en los Estados Unidos entonces todavía en formación4.
En la Edad Media, el fenómeno no nos habría parecido raro. Los monasterios de entonces tenían sus dominios territoriales, para cuyo mantenimiento era necesario un cierto número de gentes, la familia, además de haber otras personas espiritualmente vinculadas a la casa, y ello con la naturalidad de una expansión demográfica para su propio servicio. A veces, de esa manera, nacía una genuina ciudad5. Pero un trasplante de esa situación al Nuevo Mundo ánglico sí nos empieza chocando un poco. Ahora bien, en primer lugar hay que tener en cuenta que el monacato no es un fenómeno medieval exclusivamente. Lo que ocurría en el medievo era que los monjes protagonizaban la historia, y posteriormente se diluyen en ella. Eso sí, por la índole selecta y recoleta pero significativa de sus comunidades, nos ofrecen un espléndido microcosmos para la composición de lugar de ese mundo en torno, aunque no sean sino gotas de agua en su seno. Eso en cuanto al tiempo. Y en cuanto al espacio, si ahora mismo se dice que todo es posible en los Estados Unidos, mucho más entonces, cuando entre otras cosas no estaba clara la imagen de lo que el país iba a llegar a ser6, y podía pensarse en una separación mayor y duradera sobre todo de las diferentes etnias que estaban convergiendo en su territorio, con lo cual habría sido posible una colonización católica, reproductora de alguna imagen medieval. De ahí otra paradoja, que esos benedictinos que, por la fuerza misma de las cosas, habían de convertirse un tanto al ineludible activismo que su misión exigía en su país de adopción, soñaran sin embargo mucho más anacrónicamente que sus hermanos quedados en el Viejo Mundo7. Uno de los de la comunidad de St.Meinrad, dom Eugene Schwerzmann, tenía la esperanza de que su casa fuese para el país en torno lo que San Gall había sido para la Germania medieval: “En América, desde luego que, igual que en Suiza, hay que rezar a la Virgen desde un valle de lágrimas. Pero, sin embargo, en el Nuevo Mundo hay una ventaja: que aquí todo está creciendo y floreciendo, mientras allí todo se marchita y está moribundo. Nosotros estamos rodeados de gentes que experimentan la primavera de una nueva vida, mientras en la vieja Europa, y en nuestro país especialmente, está pasando ya el último otoño. Vivimos en un país donde cada cual es libre de creer lo que quiera. Ni el Gobierno, ni las costumbres, ni el respeto humano, fuerzan a nadie a cualquier toma de postura. Y bien, este espíritu práctico que uno encuentra en América, corresponde al espíritu de nuestra Iglesia, y uno se puede dar bien cuenta de que el poder de la verdad no tiene nada que temer de ningún prejuicio. La única pesadumbre es el agobio del materialismo. El único ídolo de América es Manmón”. Naturalmente que todo eso se quedó en sueños. Pero también hubo realidades. La de las nuevas poblaciones una de ellas.
Una fundación: Indiana
El territorio de Indiana había sido erigido por el Congreso el 7 de mayo de 1800, comprendiendo la parte occidental del territorio del Noroeste, y en 1816 quedó reducido a los límites del Estado actual. Entonces fue fijada la capital en Vincennes, este nombre huella significativa de la anterior presencia francocanadiense, cuando eclesiásticamente había sido parte de la diócesis de Quebec. Su paso a la diócesis de Baltimore tuvo lugar en 1799. La diócesis de Vincennes fue creada en 1834, cuando ya había tenido lugar alguna inmigración católica, de irlandeses que trabajaban en el canal de Erie. A pesar del nombre, en 1838 apenas quedaban allí indios8.
Para el moldeamiento de las comunidades católicas en la zona de que vamos a ocuparnos, había sido decisivo el impulso de un sacerdote croata, Joseph Kundek, párroco de Jasper y Troy, en el sur del condado de Dubois. En Troy paraban los barcos que iban de Pittsburgo a Nueva Orleans por el río Ohio.
Para asegurar la unidad religiosa, Kundek fomentó la inmigración católica alemana, y él mismo fundó, por ese camino, dos poblaciones, Ferdinand, en 1840, y Celestine, en 1843. Fulda, notemos su nombre, el de más abolengo de la Alemana sacra, lo fue por uno de sus feligreses, en 1845.
En 1852, Kundek viajó a Europa, preocupado por encontrar un clero adecuado, y fue entonces cuando pidió a los benedictinos suizos de Einsiedeln que hicieran una fundación en su territorio, consiguiendo el envío de dos de sus monjes al año siguiente.
En el condado de Spencer, cerca de Ferdinand, a la orilla derecha del Anderson, un modesto afluente del Ohio, encontraron un paraje, llamado Denning por un granjero anterior, en el territorio de las parroquias de Evansville, St.Wendel y St.Phillip, como quería el obispo, que les pareció “sencillamente un paraíso”, y compraron dos mil cuatrocientos acres. No sólo era fértil el suelo, habiendo bosque y manantiales, sino el subsuelo también, en arena de calidad óptima, piedra9, e incluso hierro. En el terreno adquirido, había dos granjas, con casa y graneros, y dos molinos en la confluencia del Hurricane Creek y el Anderson.
Significativa de aquellas mentalidades, es una carta del obispo diocesano, Maurice de St.Palais, al abad de Einsiedeln, haciéndole el elogio de la compra y el proyecto fundacional, entre otros motivos por estar rodeado el paraje de población católica y lejos de la influencia de las ciudades.
Así se fundó el monasterio de St.Meinrad. En el dormitorio, que había de hacer de capilla, se dijo la primera misa el 14 de marzo de 1854. Al día siguiente, el nuevo prior escribió a Einsiedeln, haciendo suya la frase de san Pedro en el monte Thabor: Domine, bonum est nos hic esse. Hagamos aquí tres tiendas, una para ti, otra para la Virgen, y otra para san Meinrado. El 21, fiesta de san Benito, se celebró ya, en la medida en que las parsimoniosas circunstancias lo permitían, a bombo y platillos, incluso con un cortejo de lanceros y abanderados y otro de muchachas en flor vestidas de blanco de la vecina población, ya sabemos que también nueva, de Ferdinand. Los granjeros del trayecto habían erigido arcos triunfales. Ferdinand aportó el coro y Jasper la banda de música.
No vamos a hacer aquí la historia del crecimiento del monasterio, ni de la actividad pastoral y educacional de sus monjes. Desde la óptica de nuestro argumento, retengamos en la retina solamente su enclave entre las varias poblaciones nuevas de que hemos dicho. En otros casos, como veremos, un monasterio benedictino en esas latitudes, tenía la misión de integrarse en la nueva unidad muncipal como uno de sus elementos. Pero en el caso de St.Meinrad dio origen a una nueva ciudad él mismo.
Efectivamente, así lo decidieron el obispo y los monjes, sin tardar muho, en 1861. Su topónimo fue también el del santo suizo titular del monasterio. Y, a fin de cuentas, el único cambio llevado consigo, de momento, por la municipalización, fue la adquisición por la iglesia cenobítica de una identidad cuasi-parroquial.
Eso desde el punto de vista canónico. Que, desde el punto de vista administrativo, que es el que aquí nos interesa, fuese posible la fundación de una ciudad nueva en tales condiciones, nos da una idea de cómo se formaron los Estados Unidos.
La noticia se anunció en el periódico católico de Cincinati, Wahrheitsfreund. La fecha oficial de la fundación fue el 28 de junio de dicho año de 1861, el día de la octava del milenario de la muerte de san Meinrado.
El plano “urbano” primitivo, que al sur estaba limitado por la calle del Molino, constaba de ocho lotes de tierra, cada uno de cien por ciento cincuenta pies. La tal Mill Street es ahora Highway 62. Sendas expansiones por el sur también tuvieron lugar en 1866 y 1876, en lotes de cien pies, incluyendo la calle de la Cervecería, Brewery Street.
Con harto dolor de su corazón, aquellos centroeuropeos hubieron de prescindir de salvas de pólvora en el acta de nacimiento de su pueblo, pues eran tan pobres que ni siquiera tenían lámpara en la iglesia y las velas no eran de cera sino de sebo. Pero, ya ocho días antes, hubo la consabida procesión de los vecinos de las poblaciones inmediatas dichas, Ferdinand y Celestine. Una procesión también sacra, a pesar del evento profano, pues coincidió con la del milenario del santo. El de la octava, la propia fundación urbana como hemos dicho, acudieron además los vecinos de otra población cercana, Maria Hilf10 , y Ferdinand llevó su banda.
Entonces tuvo lugar la subasta de los lotes del terreno. El subastador, Michael Spaeth, de Maria Hilf, que no cobró nada por su servicio a los monjes, era muy buscado en la comarca por su tremenda voz, aunque había de reforzarla de cuando en vez con tragos sustanciosamente estimulantes, de apple jack por ejemplo.
Y la nueva población echó a andar. Por ejemplo, en 1867 se creó la Anderson Valley Railroad Company, en pos de la ilusión de un ferrocarril que pasara por St. Meinrad, Ferdinand y Troy11. Pero no llegó a hacerse realidad. Del correo ya dijimos. Y no vamos a seguir más su historia. Vamos en cambio a ejemplificar otra situación.
El monasterio en el pueblo nuevo: Misouri
En la parte noroeste de Missouri, o territorio del río Platte, el catolicismo empezó siendo privativo de los irlandeses, llevados originariamente para trabajar en la construcción de los ferrocarriles:
I’ve been workin’ on the railroad
all the livelong day.
I’ve been workin’ on the railroad
just to pass the time away.
[...] I’ve been workin’ on the railroad
dinah, come blow your horn.
Los orígenes remotos del fenómeno estuvieron en el hambre de su país natal, a consecuencia de la pérdida de las cosechas de la patata en 1845 y 1846, provocadoras de un éxodo hacia el Nuevo Mundo. En 1850, un núcleo se estableció en una población de Pensilvania, Reading. Cinco años después, había sobrevenido mucho paro, lo que dio lugar a un motín de los inmigrados. Éstos contaban con un celoso sacerdote, su compatriota, el párroco de St.Peter, James Power, enfrentado en su feligresía con el problema de la convivencia de irlandeses y alemanes, al principio en cambio casi todos de los últimos. Para buscar una salida a la pobreza en cuestión, Power impulsó la creación de una llamada Reading Land Association, a fin de buscarles nuevas tierras donde asentarse. Y así fue cómo llegaron a la comarca del otro Estado de Missouri, de que hemos dicho.
Después de la guerra civil, particularmente sentida en Missouri por tratarse de una tierra en cuya población se daban cita los dos bandos, el territorio del Platte había quedado englobado en la expansión al Oeste de la emigración germánica, superando los de su etnia a la irlandesa. En ese contexto, acabaría siendo erigida la diócesis de St.Joseph, en 1868, pero más bien sobre el papel, todavía casi sin clero, y menos el de habla alemana que era el que más se venía necesitando. La ciudad de St.Joseph había sido fundada en 1843, como una etapa en la navegación por el río Misouri, y pronto contó con dos hoteles de primera y un periódico, asentado su futuro en algunas destilerías y otras industrias.
Antes, para Power, fue la base de operaciones a la búsqueda de las tierras prometidas, y así fue como se hizo cargo de la parroquia de uno de los lugares propicios al asentamiento de sus feligreses, Conception12, población muy reciente, desde luego, surgida en ese mismo movimiento. El 9 de junio de 1860 había seido el de la dedicación de la parroquia, con casa rectoral y escuela, con la titularidad de san Columbano por ser el santo del día. El pueblo llamaba al conjunto The Colony House. Cuando Power no estaba, y en consecuencia se quedaba sin culto, autorizó a que sirviera de centro de reunión y de distribución del correo. Para llegar al lugar, no faltaban solamente las carreteras, sino incluso los indicadores de cualquier índole...
Con una donación de mil dólares, que le pemitieron comprar una granja de doscientos sesenta acres, en el condado de Nodaway, se consiguió atraer una fundación monástica de la abadía suiza de Engelberg, en 1873.
Y la expansión material del pueblo fue vertiginosa. En 1879 ya eran mil ochocientos treinta y siete habitantes, pasando de dos mil al finalizar el siglo. Y un detalle curioso: uno de los terraenientes, Joseph Clever, vendió su terreno a los monjes por el precio simbólico de cinco dólares, pero sustancialmente por una pensión vitalicia de quinientos dólares para él y su esposa, que quedarían reducidos a trescientos para el superviviente.O sea como en la Edad Media otra vez, cuando los monasterios tenían un tanto a su cargo la seguridad social.
Pero lo que hemos querido destacar es el fenómeno de la fundacón de un monasterio como elemento integrante de una nueva población en aquel trozo de Angloamérica de habla predominantemente alemana.
Ahora bien, nosotros no estamos escribiendo aquí la historia religiosa, sino del poblamiento. Por eso no hemos entrado en detalle alguno relativo a esos aspectos, al fin y al cabo los esenciales, cuales determinantes de la ratio essendi, de los monasterios en cuestión. Y únicamente diremos, a guisa introductoria del apartado que va a seguir, que aquellos monjes eran portadores de la propia herencia espiritual que se traían de Europa, encontrándose al llegar a su nuevo destino con una realidad diversa, desde luego no exactamente acorde con sus previsiones y, a la que, de una u otra manera, habían de amoldarse.
En el caso concreto de Conception, se planteó el conflicto entre la abadía madre suiza, Engelberg, de las pocas que no habían sufrido la eexclaustración, y una tendencia en parte de la comunidad filial a seguir las orientaciones de un monasterio nuevo, el alemán de Beuron. Ello determinó, aparte esa misma conflictividad desde lejos, una escisión en la comunidad, para solucionar la cual lo más puesto en razón iba a ser hacer otra fundación, la búsqueda pues de más tierra vacante, ello al fin y al cabo entonces no difícil en los Estados Unidos.
¿Una mera designación oficial: Oregon?
Los monjes hicieron primero una inspección ocular en California, tierra que, por sus buenas condiciones naturales, naturalmente los tentó. Habiendo de tenerse en cuenta que, esa su dirección migratoria, no era una excepción en Misouri, al fin y al cabo una tierra de paso hacia el Oeste, primero en el tren hasta St.Louis, luego en carretas a través de las praderas. Pero, entre los católicos californianos, encontraron un predominio muy acusado de irlandeses, y además se intimidaron un poco ante la hostilidad anticlerical sectaria13.
De ahí fueron al vecino Oregon14, concretamente al valle del Williamette, fértil de horticultura y ganado, por la barrera que, hacia el norte, constituía la alta cadena montañosa de las Cascadas. Hay que tener en cuenta que Oregon se estaba desarrollando a consecuencia de la carrera hacia el oro californiano, desde 1848, con alguna desviación septentrional de esa ruta15 .
Pasaron por el pueblo de Jacksonville16 , que los pareció demasiado aislado, aunque ya el ferrocarril unía California y Oregon. Y acabaron decidiéndose por el vecino Fillmore. Y allí fundaron el nuevo monsterio, New Engelberg, o sea Mount Angel en inglés, si bien oficialmente recibió el nombre de St.Benedict, llegando la venia de Roma el 16 de julio de 1882.
En Suiza sonaba a tan remota esa nueva tierra, que el subprior de Engelberg se refirió a los monjes que salieron para ella como una Vorbrecher Kolonie, pensando en la utilización, en la Edad Media, como apoyatura de las fundaciones más arriesgadas, en sustitución de los hermanos legos, de trabajadores delincuentes, de esa manera indultados de sus penas17.
La estación de Filmore18 se llamó luego Mount Angel, siendo también este el topónimo preferido por la propaganda turística y folklórica. Mas el nombre postal y el del Mapa Geológico de los Estados Unidos es St.Benedict.
Un nombre postal que fue acordado gubernativamente a los monjes, para su propio servicio y el de su imprenta y seminario, en 1914. Un tratamiento administrativo de un monasterio como una población19 , que traemos aquí a colación, por tener un cierto significado simbólico, aunque en este caso no pasara de ahí, de esa cierta constante vocación pobladora del monacato, como hemos visto desde los orígenes hasta hoy20.Y aún, sin dejar el continente, podemos movernos en el espacio y en el tiempo.
Al otro lado y en el siglo XX: la Gran Pradera del Canadá
Uno de los monasterios que los benedictinos bávaros habían fundado en los Estados Unidos fue St.John’s, en Collegeville, Minnesota.
Y, el día de la Ascensión, 21 de mayo de 1903, pasada la frontera canadiense, algunos monjes suyos se hicieron cargo de una nueva parroquia20 , en la Gran Pradera, al sur de Saskatchewan, en la comarca de Willkommen. Inmediatamente fundaron un monasterio, y llamaron al lugar Monasterio de San Pedro, St.Peter’s Monastery. Luego se cambió por el actual de Muenster, derivado de monasterio también, pero acusando lingüisticamente la huella germánica de la población.En 1904 abrieron la escuela, que regentaron hasta la llegada de unas ursulinas, también alemanas, en 1913.
Pues la parroquia en cuestión respondía a la necesidad de asistir espiritualmente a un millar de católicos alemanes que habían allí emigrado desde la propia Minnesoa. Para construir la iglesia y el monasterio, hubo que llevar la piedra de las canteras de Rosthern en carretas de bueyes, si bien el ferrocarril ya pasó por allí en 1905, siendo entonces recibido por primera vez el obispo diocesano de Prince Albert, Blaise Paschal, aunque luego, en 1921, la abadía fue exenta de la jurisdicción territorial, comprendiendo la suya nullius veinticuatro parroquias, algunas con nombres monásticos como Skt.Benedict, junto al Middle Lake, y Fulda, al norte, y St.Gregor, al Este.
El 6 de junio de 1908, se solicitó su reconocimiento como ayntamiento independiente. El Diputado encargado de informar de la petición, comprobó que existía el número mínimo exigido de quince casas y, en cuanto a la extensión del término municipal, se negó a que se extendiera a dos unidades de lo que en la mensuración administrativa se llamaban sección, como parece se había solicitado, admitiendo solamente un barrio o a lo más media sección.
También exigió que se garantizara el funcionamiento de una estafeta de correos, y que fuera elegido un inspector- overseer- del pueblo. En la respuesta, se indicaba que, a mayor abundamiento, el correo podría distribuirse, no solamente en la oficina postal, sino también en el hotel y en el comercio del señor Lindbergh. Y el 31 de agosto, éste precisamente fue elegido inspector, por nueve votos contra cinco. En el casco urbano había entonces dos comercios, un hotel, una tienda de aperos, una zapatería, un centro de negocios, una galería fotográfica y una herrería21.
Para el exiguo pueblo, fue una empresa grandiosa la construcción de la nueva iglesia, de 1908 a 1910, sobre todo debida al trabajo voluntario de los feligreses, ayudando a sus convecinos, los carpinteros August Wassermann y Theodore Fleskes. Teniendo en cuenta la índole nullius de que hemos dicho, dicha iglesia fue llamada posteriormente “catedral”.
Mención aparte merece el pintor que la decoró, Berthold Imhoff, hombre a cual más curioso, dotado de una personalidad vigorosamente extraña. Había nacido en 1868 en un castillo del Rhin, cuyos paisajes empezó a dibujar a los siete años. Estudió en Halle y en Düsseldorf y, a los diez y seis años, ganó el concurso de la Academia de Arte de Berlín para retratar a caballo al príncipe Federico-Guillermo, pero rehusando percibir la dotación económica del premio. Una manifestación de su singularidad que, ocho años después, por lo tanto cuando tenía veinticuatro, le hizo sentirse oprimido en la sociedad europea y emigrar a Pensilvania, precisamente a una población que ya conocemos, Reading. Pero en lo que se convirtió en realidad, fue sencillamente en un artista nómada a través de los Estados Unidos, muralista muy a menudo, decorando iglesias, teatros de ópera, edificios públicos y benéficos, y casas. Mas, a principios del fatídico año de 1914, se volvió a sentir oprimido en su inmenso país de adopción, y fue entonces cuando se marchó al Canadá, concretamente al extremo noroeste de Saskatchewan, estableciéndose en un paraje muy aislado, St.Walburg. Desde allí siguió, otro cuarto de siglo, en el mismo menester, y haciendo la misma vida, trabajando a menudo gratis y sobre todo en iglesias22. Al morir, en 1939, tenía en su estudio doscientos cuadros de su propiedad, que fueron mantenidos sobre el terreno por uno de sus hijos, y han llegado a ser una de las atracciones turísticas de todo Saskatchewan23.
Su decoración de la “catedral” de Muenster fue monumental, ochenta figuras en tamaño natural, acusando sus características de gusto por el contraste, vigor en el dibujo y preferencia por los colores y tonos oscuros. Fue un regalo a su amigo benedictino, Bruno Doerfler, el primer abad de la casa. Como modelo de algunos santos24 , le sirvieron monjes de la comunidad, para san Palo el mismo abad Bruno, fallecido el 12 de junio de 1919, la misma semana de la terminación del conjunto.
El pintor Imhoff no fue un vecino de esta nueva población de Muenster, con la que terminamos nuestro excursus. Pero creemos si dejó en ella la bastante huella inicial como para rendirle un tributo dando estas noticias. Y por colofón sólo quisiéramos recordar la realidad, fruto tan tardío, de esas empresas un tanto de poblamiento que los monjes de la familia benedictina seguían protagonizando en plena Edad Contemporánea y en países tan nuevos, y por sus raíces primeras ajenas al monacato, como los Estados Unidos y Canadá. En el más remoto Suroeste de Australia también las hubo. Y precisamente a cargo de españoles, y de una manera mucho más aventurera, casi novelesca. De ello convendrá decir otra vez.
1 O.RINGHOLZ, Geschichte des fürstlichen Benediktinerstiftes U.L.F.von Einsiedeln. I. Vom heiligen Meinrad bis zum Jahre 1526 (Einsiedeln, 1904); C.HARTMANN, Annales Heremi Deiparae Matris Monasterii in Helvetia Ordinis S.Benedicti (Friburgo de Brisgovia, 1612).
2 Siendo a la vez superior de la casa y de la misión, párroco de la poblacón y docente. Murió en 1896. Dejó manuscrito un libro de texto, titulado Somatologie, dividido en dos partes, anatomía y biología.
3 A.KLEBER, History of St.Meinrad Archabbey. 1854-1954 (“American Benedictine Academy. Historical Studies. Monasteries and Convents” 1; St.Meinrad, 1954) 117.
4 Para la bibliografía remitimos a nuestros dos artículos, en prensa en “Studia Monastica”: Fundaciones de los benedictinos europeos en los Estados Unidos, y Colegios de los benedictinos europeos en los Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que, los archivos del siglo y medio de historia monástica nortemericana, se han conservado muy bien, y sus monjes se han preocupado mucho de elaborar la historia de sus casas. Los primeros benedictinos llegados al país, desde Baviera, en 1846, habían sido llamados por un sacerdote alemán, Peter Lemke, quien les ofreció terreno de su propiedad en una ciudad de su fundación misma, Carrolltown, donde no se quedaron por ser el suelo demasiado pobre. Al fin se establecieron en el condado de Westmoreland, no lejos de Pittsburgo, St.Vincent, en este caso no llegada a población la parroquia que, en 1789, había fundado uno de los primeros misioneros del territorio, el franciscano Theodore Brouwers.
5 Puede parecernos paradójico, teniendo en cuenta lo esencial del retiro,incluso definitorio de la vocación monástica, algo que tiene su paralelo en la irradiación de influencias que también los monasterios han acabado por desempeñar en el mundo.
6 Véase, desde la óptica católica de la época, ese planteamiento, en el libro de T.McAVOY, The Americanist Heresy in Roman Catholicism. 1895-1900 (2ªed.,Notre Dame, Indiana; 1963).
7 Véanse algunos testimonios en el libro de L.J.McCRANK, Mt.Angel Abbey. A Centennial History of the Benedictine Community and its Library (Wilmington, Delaware; 1983) 8.
8 En 1813, Tecumseh, el gran jefe de los Shawnees, murió en la última batalla.
9 Todavía el ochento por ciento de la cantería de todo el inmenso país, está en el Estado de Indiana.
10 Maria Hill postalmente.
11 Se imprimieron entonces las Constitutionen und Neben Gesetze der “Anderson- Thal Eisenbahngesellschaft”.
12 E.E.MALONE, Conception. A History of the First Century of the Conception Colony, 1858-1958. A History of the First Century of the Conception Abbey, 1873-1973. A History of New Engelberg College, Conception College, and the Immaculate Conception Seminary, 1886-1971 (Omaha, Nebraska: 1971).
13 “Los viejos que han conocido tiempos mejores en Europa, piensan que aquí todo el mundo es pagano”, decía uno de ellos; libro citado en la nota 7, pp.30-1.
14 El vasto territorio de este Estado, y los vecinos de Washington e Idaho, antes entre la California española y Canadá, fue primero un condominio angloamericano, lejano, desconocido y salvaje, incorporado al fin a la Unión en 1846, reticentes los parlamentarios a la inasequible aventura que creían implicada en la decisión del presidente Buchanan.
15 A los benedictinos se los criticó por preerir Oregon, en uanto en California la tierra era libre, y allí había que comprarla.
16 Uno de sus actuales monumentos es la iglesia metodista de 1854.
17 Pensemos en los fueros fronterizos de la Edad Media peninsular.
18 Este el apellido de un agente ferroviario; antes tuvo otros nombres, una vez Roy’s Place.
19 “No tenemos ayuntamiento ni alcalde. Se puede decir que el abad del monasterio es el equivalente del alcalde”.
20 Un monasterio fundado después por St.Meinrad, en Arkansas, New Subiaco, fundó a su vez en Gessen, cincuenta millas al norte de Nueva Orleans, en 1903. El nombre oficial municipal es St.Benedict también.
20 Datos tomados del número extraordinario del Muenster Hub of St.Peter’s Colony, con motivo de las bodas municipales de diamante, 8 al 14 de agosto de 1983 (Muenster Village, 1908-1983. St.Peter’s Parish, 1903-1983).Entonces contaba cuatrocientos habitantes, una cifra más que duplicada, que había sido en los últimos quince años..
21 Varios de esos establecimientos tuvieron que cerrar en los años de la depresión.
22 En 1937, el papa Pío XI le hizo caballero de la Orden de San Gregorio Magno.
23 Ahora en el Museo de Barr Colony, en el Weaver Park, de la localidad de Lloydminster. También pintó en St.Benedict. Se señalan sus quince misterios del rosario para la iglesia de Reward, en Sask, de 1920.
24 San Pedro, san Gregorio y san Jerónimo.