Home | Novidades | Revistas | Nossos Livros | Links Amigos El ms. S.II.26 de El Escorial (o la desaparición de textos de Cicerón de un códice propiedad del notario Bernat d’Esplugues, † 1433)*
J. Antoni Iglesias i Fonseca
antoni.iglesias@uab.es
Universitat Autònoma de Barcelona
Seminari de Paleografia, Diplomàtica i CodicologiaI. Introducción
Los catálogos medievales de algunas bibliotecas institucionales, especialmente de las capitulares y monásticas, pero también los de bibliotecas reales y nobiliarias en general, han permitido a los historiadores del libro identificar algún ítem de aquellas librerías entre los manuscritos conservados en archivos y bibliotecas actuales. En cualquier caso, si los ítems librarios que contiene cualquier inventario medieval los queremos identificar con códices conservados actualmente, la búsqueda inicial, como es lógico, ha de iniciarse entre los manuscritos que aún se conservan de la institución en cuestión, in situ o en un depósito distinto: es el caso, por citar un ejemplo, de los manuscritos del monasterio de Santa Maria de Ripoll (Ripollès, Girona).
Lo normal es que si una librería no ha sufrido una dispersión importante, por las más variadas causas, los manuscritos referidos en sus catálogos e inventarios se encuentran aún in situ.
Más complicada resulta la búsqueda e identificación, entre los códices actualmente conservados, de los ítems librarios de las bibliotecas de particulares de época medieval. Es cierto que algunos manuscritos actuales se consideran pertenecientes a personas de cierta relevancia cultural, política, social o religiosa de época medieval, pero son los menos y, casi siempre, es algún signo codicográfico (de tipo heráldico o algún ex libris), el que nos ha permitido su atribución. Lo cierto es que son diversas las dificultades para llevar a cabo con éxito esta tarea de identificación (y, en última instancia, de localización). Entre éstas, y sin ánimo de exhaustividad, se encuentra la misma descripción libraria, el ítem que nos ha de permitir iniciar la búsqueda del manuscrito. [1]
Desgraciadamente, la mayoría de las veces las descripciones librarias son insuficientes para el objetivo propuesto. El libro, como bien mueble que era, tenía en época medieval un valor económico y como tal era descrito. No son tantas como desearíamos las descripciones de los incipit y explicit de los textos; por otro lado, éstos son datos determinantes a la hora de identificar un texto y su autor, porque nos permiten saber de qué texto se trata si el ítem librario no ha recogido el título, pero no nos dicen nada sobre el propietario del texto: los restantes códices conservados tienen (o habrían de tener) un incipit y un explicit si no idénticos, sí semejantes. En ocasiones, como es el caso que comentaremos, el ítem describe textos que no se encuentran actualmente en el códice (son los textos desaparecidos de nuestro título). El ítem librario también puede hacer referencia a miniaturas o a encuadernaciones de las que no queda en la actualidad el más mínimo rastro... son sólo algunos datos, entre otros muchos, que han de permitir certificar la pertenencia de un códice a una biblioteca institucional o particular.
La conjunción de noticias de tipo codicográfico y textual (el ítem librario puede recoger, como veremos, los diferentes textos que contenía el códice descrito) son las que pueden permitirnos, o su ausencia dificultarnos, la identificación y localización de un códice.
Otra de las dificultades con las que se encuentra el investigador que quiera identificar, entre los códices conservados actualmente, los ítems de una librería particular medieval es, con toda probabilidad, su dispersión. Si bien es cierto que algunos propietarios determinaban en sus testamentos el destino de sus libros y los legaban a instituciones (práctica frecuente entre los miembros de los cabildos, por ejemplo) o a otros particulares (parientes próximos, amigos, etc.), no lo es menos que muchos códices pasaron a formar parte de la subasta de bienes del difunto, práctica frecuente en la época, por lo que su dispersión estaba casi asegurada, iniciando después cada manuscrito una historia única y difícil de documentar. La fabulosa librería de Bernat d’Esplugues, como tendremos ocasión de señalar más adelante, no fue una excepción. Tenemos testimonio documental de que, unos meses después de su muerte, los códices que la constituían estaban a punto de ser subastados y entre los compradores interesados se encontraba el mismísimo Alfons el Magnànim, rey de la Corona de Aragón. [2]
II. La librería de Bernat d’Esplugues († 1433), notario del Consell de la Ciutat de Barcelona
La edición y comentario de bibliotecas de época medieval, institucionales o de particulares, no es una práctica nueva. Aunque dar a conocer una biblioteca medieval siempre es interesante para la historia de la cultura (sobre todo si la transcripción de la misma va acompañada de la identificación de los manuscritos mencionados en la misma, que no siempre es el caso), siempre tendría que existir, a nuestro entender, algún elemento que justificase su publicación. Además, existe el riesgo de extraer conclusiones equivocadas, a partir de una única librería, sobre el ambiente cultural de una época o sobre los hábitos de lectura del grupo o estamento social al que pertenece su propietario. En este sentido, la biblioteca de Bernat d’Esplugues es un buen ejemplo. La documentación notarial nos ha permitido conocer su testamento e inventario de bienes, entre los que se relacionan un conjunto impresionante de cerca de 200 códices (los clásicos grecolatinos y los humanistas italianos presentes en su colección la convierten, hoy por hoy, en la más importante librería particular barcelonesa de la primera mitad del siglo XV). [3]
A pesar de nuestras dudas iniciales sobre dicha biblioteca, después de su edición y estudio, de documentar la personalidad de su propietario, Bernat d’Esplugues, y de constatar, a su muerte, el interés de, entre otros, el mismísimo rey Alfons el Magnànim por los «libres notables e de diverses facultats» presentes en su librería, el paso siguiente y lógico era el de intentar identificar, entre los códices actualmente conservados, alguno de estos manuscritos. [4]
III. El códice S.II.26 (Biblioteca de El Escorial)
Este manuscrito es también en pergamino, con un formato de 345 x 240 mm. y 155 folios, escrito en una bella humanística libraria datable en el siglo XV y una encuadernación que parece original (volveremos sobre la misma al hablar del ítem librario con el que lo relacionamos). Asimismo, casi todas sus iniciales están miniadas, con motivos figurativos y fitomórficos, en color azul, dorado y rojo; los epígrafes están rubricados.
Se trata de un ms. con obras de Cicerón: De officiis libri III, Tusculanarum questionum libri V, De diuinatione libri I. [5]
Para este códice no contamos con las notas hebraicas que nos facilitaron identificar otros como propiedad de nuestro notario, [6] pero contiene otras de sumo interés que nos han permitido no sólo atribuirle la propiedad originaria sino también el identificarlo con uno de los ítems de su biblioteca.
En la parte posterior de la tapa anterior de la encuadernación (o contratapa) encontramos anotaciones de interés para conocer el periplo de nuestro códice. De arriba abajo encontramos primero, centrado y a manera de ex libris, un autógrafo del conocido cronista aragonés Jerónimo Zurita (se conocen muchos otros manuscritos que le pertenecieron con la misma abreviación: «Hie. Suritę»), por lo que podemos deducir que en algún momento formó parte de su librería. [7] Un poco más abajo, sigue el título del primer texto de los contenidos en el ms., en letras mayúsculas y caracteres góticos: «Marci Tulli Ciceronis, De officiis / liber primo incipit feliciter». Un poco más abajo, aún en la misma contratapa, hay una nueva anotación de dos líneas en catalán, en una escritura a caballo entre la gótica y la humanística, que parece una data: «Dysapte a huyt ores de maty / e dyes huy de març any 1483» (sábado, 8 horas de la mañaña del día 8 de marzo de 1483); en la parte inmediatamente inferior y en un recuadro se abunda en la misma data: «dies 8 / ores 8 / anys 1483» y, al lado derecho del mismo, otra anotación, oscura al lector actual: «Resort de tot y notot [sic]».
Los cuatro primeros folios del códice son de guarda (fols. 1-4), así como los dos últimos (fols. 154-155). En el fol. 1, en la parte superior, consta una nueva nota de cuatro líneas en catalán:
Compri jo, Ffranse[s]ch Bertran, aquest libre de la marmassoria d’en Bernat Splug[u]es, per mans de mossèn Pere Truyolls, \prevere/, e de Guilem Sacoma, corredor de libres, e costà [en el original no consta el precio] florins.
Hi és pagat e per tant ne fa[i]g memòria
Es decir, que un tal Francesc Bertran compró este libro a los albaceas de Bernat d’Esplugues a través de Pere Trullols, presbítero, y de Guillem Sacoma, librero, por el que pagó una cantidad que no consta en la noticia (¿se le olvidó el precio?). La anotación tiene como finalidad confesada recordar («e per tant ne faig memòria») que el libro ya está pagado y la deuda, por tanto, saldada, más que carácter de ex libris.
¿Qué sabemos de estas personas? En la nota se consigna que el libro fue comprado a sus albaceas («de la marmassoria d’en Bernat Splugues») ¿son Francesc Bertran o Pere Trullols albaceas de nuestro difunto notario? Aunque no es imposible que Guillem Sacoma actuase como tal, lo lógico es suponer que éste aparece aquí por la actividad profesional con la que ha pasado a la historia del libro en Cataluña, la de «corredor de libres». [8] El testamento de nuestro fedatario nos permite afirmar que, si bien no son los albaceas del difunto, sí son, por lo que parece, conocidos suyos: en concreto, el testamento recuerda que Francesc Bertran es una de la personas que tiene un códice del difunto Bernat (en concreto, un texto jurídico, el Decretum) [9] y, además, al figurar entre los testigos de la publicación preceptiva del testamento, conocemos su profesión, jurídica para más señas: «causidicus» (causídico o procurador). [10] Pere Trullols también figura en esta acta de última voluntad en calidad de testigo del otorgamiento y, mientras que la anotación del ms. S.II.26 sólo indica su condición de presbítero («prevere»), en ésta se añade que disfruta de un beneficio en la iglesia de Sant Miquel de Barcelona.
Para acabar con las noticias subministradas por el códice, en la parte superior de la contratapa de la tapa posterior hay una nueva fecha y un pequeño verso, en cuatro líneas y en latín, con indicaciones prácticas sobre la vida cotidiana:
1483 die 24 jenuarii
clara dies pauli larguas fruges indicat anni
si fuerint nebule perient animalia queque
si fuerint uenti designat prelia genti
si pluit aut ningit sequitur caristia magna
A modo de signatura le sigue más abajo, de nuevo, otro autógrafo del cronista aragónes (en este caso, abreviada del modo siguiente: «H. Suritę»). La escritura del verso, no obstante, difiere de la del autógrafo de Zurita, por lo que no podemos atribuirle la autoría del mismo.
Por último, el Catálogo de G.Antolín informa lacónicamente que este ms. «procede de la biblioteca del Conde-Duque de Olivares», es decir, que en algún momento tampoco escapó al afán coleccionista del famoso valido de Felipe IV, Gaspar de Guzmán (1587-1645). Más tarde pasó a integrarse en los fondos de El Escorial. [11]
Los datos expuestos nos permiten afirmar que el escurialense S.II.26 perteneció a Bernat d’Esplugues; además, a pesar de las dudas iniciales, creemos tener indicios para identificarlo con el ítem nº 23 de su biblioteca.
IV. El ítem librario nº 23
En concreto, este ítem de la librería de nuestro notario recoge la siguiente descripción:
[23] [12] Item, altre libre scrit en pergamins, cubert de posts ab cuyr vermel empremtat, ab .IIII. tancadors e .X. boles, en què ha les obres següents de Tulli [en el original, el título de las obras está escrito en columna y por ese orden]: Primo, De finibus bonorum et malorum. De officiis. De questionibus tosculanis. De amicitia. De deuinacione. De paradoxis. De senectute. De fato. De natura deorum. Lo qual comença en la segona pàgina de la primera carta: «nere in quibus». E fenex: «et sunt». Comensa la derrera carta: «cocta». E fenex: «propensior».
En el margen izquierdo, como en los restantes ítems, una anotación de letra distinta a la del inventario recoge nuevamente autor y títulos:
Tullius: De finibus bonorum et malorum. De officiis. De questionibus tusculanis. De amicitia. De diuinacione. De paradoxis. De senectute. De fato. De natura deorum
Comenzaremos por la encuadernación. La descripción del ítem («cubert de posts ab cuyr vermel empremtat, ab .IIII. tancadors e .X. boles») coincide con la encuadernación originaria del códice: a pesar de su estado de conservación aún quedan indicios de haber tenido cuatro cierres ( o «tancadors»: uno en la parte superior de la tapa, otro en la inferior y dos en el margen derecho) y cinco bullones (o «boles») en cada una de las tapas (distribuidos de la siguiente manera: uno en cada ángulo de las tapas del libro y los dos restantes en el centro de las mismas, sumando, por tanto, un total de diez protecciones). Además, la encuadernación conserva aún un color granatoso (el «cuyr vermel» o rojo en origen, oscurecido por el paso del tiempo) y son visibles restos de la decoración original de la tapa, de tipo mudéjar (la «empremta», marca o señal, que recoge la descripción del ítem). [13]
Hasta aquí la identificación del ítem nº 23 con el ms. S.II.26 ha sido completa: todos los indicios lo señalan como propiedad de Bernat d’Esplugues. Sólo hay un pequeño inconveniente que el códice, nuevamente, nos permitirá explicar. El ítem facilita una descripción con un total de nueve obras de Cicerón, mientras que, como hemos indicado al comienzo de este apartado, el actual escurialense S.II.26 contiene sólo tres (recordémoslas: De officiis libri III, Tusculanarum questionum libri V, De diuinatione libri I, es decir, la segunda, tercera y quinta recogidas en el ítem). Por esta razón, si quisiéramos aplicar el esquema seguido en la descripción al códice actual el resultado no sería del todo satisfactorio:
Item, altre libre [...] Lo qual comença en la segona pàgina de la primera carta [es decir, actual fol 5v]: «grauia et utilia». E fenex: «quoddam ofi[...]». Comensa la derrera carta [actual fol. 153]: «et aliis aliter». E fenex: «philosophi iudicat».
¿Cómo explicar esta divergencia?, ¿dónde se encuentran los seis textos restantes de la descripción? El códice, nuevamente, viene en nuestra ayuda y permite explicarla: en el fol. 4v existe un índice, también en escritura humanística libraria, que recoge el título de los nueve textos ciceronianos del ítem, pero en el margen izquierdo de seis de ellos (concretamente de los desaparecidos), una anotación («vaccat») indica claramente que faltan en el ms.:
vaccat De finibus bonorum et malorum libri IIIIor
De officiis libri IIIes
De tusculanis questionibus libri Ve
De diuinatione libri IIo
vaccat De amicitia liber (primus) [14]
vaccat De fato liber (primus)
vaccat De paradoxis liber (primus)
vaccat De senectute liber (primus)
vaccat De natura deorum libri IIIes
Parece, por tanto, que, efectivamente, nuestro códice tuvo en su día todos los textos que consigna el ítem nº 23 y que en algún momento posterior, pero muy próximo a la redacción del ítem, sólo tres de los textos fueron encuadernados y formaron un volumen distinto. ¿Porqué alguien se tomó la molestia de anotar que faltaban los textos restantes? Sencillamente, no tenemos respuesta y tampoco conocemos ejemplos similares. Nuestra intuición nos llevó a preguntarnos lo siguiente: si seguimos al pie de la letra el inventario de la librería, ¿qué resultado obtendríamos si aplicásemos el esquema de la descripción al texto que inicia el códice según el ítem nº 23 (De finibus bonorum et malorum) y al que lo completa (De natura deorum)? Ya hemos indicado que en el ms. escurialense actual no se conservan estos textos, por lo que tenemos que recurrir a ediciones actuales de estos dos textos ciceronianos y probar si, con un poco de suerte, el esquema puede ser aplicado. [15]
Antes de nada, recordaremos para nuestra exposición la descripción textual del ítem:
[23] Item, altre libre [...] en què ha les obres següents de Tulli: Primo, De finibus bonorum et malorum [... et ultimo] De natura deorum. Lo qual comença en la segona pàgina de la primera carta: «nere in quibus». E fenex: «et sunt». Comensa la derrera carta: «cocta». E fenex: «propensior»
Si recurrimos a una edición moderna del primero de ellos, De finibus bonorum et malorum, observamos que el esquema se puede aplicar perfectamente (señalamos en negrita las coincidencias de texto):
Item, otro libro [...] Lo cual comienza [...]: «scripta dicunt contemnere in quibus hoc primum est» (lib. I, c. 2, § 4, v. 19). Y acaba: «[elabo]raret, et sunt [...]» (lib. I, c. 3, § 7, v. 6). Comienza la última hoja: [...] [lo que sigue corresponde al texto siguiente]. [16]
De igual manera, si aplicamos el mismo esquema a una edición actual del De natura deorum, el último de los textos registrado en el ítem nº 23, obtendríamos el siguiente resultado, también óptimo (señalamos en negrita las coincidencias):
Item, otro libro [...] Lo cual comienza [...] Y acaba [...] [lo hemos visto en el párrafo anterior, con el primero de los textos del ítem]. Comienza la última hoja: «Quae cum dixisset, Cotta finem Lucilius autem ‘Ve/hementius’ inquit ‘Cotta tu quidem invectus es in eam’ (lib. III, c. 40, § 94, vv. 10-11) [o bien] «Tum Cotta: ‘Ego vero et opto redargui me Balbe» (lib.III, c.40, §95, v.21). [17] Y acaba: «[simili]tudinem videretur esse propensior.» (lib. III, c. 40, § 95, v. 21)» [efectivamente, con este verso acaba el libro III y último de esta obra].
Esta prolija explicación sirve, o al menos así lo creemos, para demostrar que el ms. original contenía todos los textos ciceronianos registrados en el ítem notarial y que, a pesar de haber desaparecido del códice actual, éste es el mismo que se inventarió en 1433. Lo recoge el lema del notariado: Nihil prius fide.
* Este trabajo ha sido posible gracias al Proyecto de Investigación BHA2000-0431: La escritura y el libro en Cataluña (siglos XII-XIV).
[1] En Los manuscritos L-35 (Barcelona, AHC), 591 (BUB), S.II.26 (El Escorial) y T.II.14 (El Escorial), testimonios de la dispersión de una impresionante librería medieval, la de Bernat d’Esplugues († 1433), notario del Consell de la Ciutat de Barcelona, Barcelona, 2001 (en prensa), damos más datos sobre las dificultades de llevar a cabo con éxito esta identificación en los fondos manuscritos actuales.
[2] No entraremos en detalle en esta cuestión porque ya lo hicimos en su momento: J. Antoni Iglesias, «Els clàssics a la biblioteca de Bernat d’Esplugues († 1433), notari i escrivà del Consell de la Ciutat. I.», Faventia, 22/2 (2000), pp. 85-119; Íd., «El bibliòfil Bernat d’Esplugues († 1433), notari i escrivà del Consell de la Ciutat», Actes del IV Congrés d’Història de Barcelona: ‘El temps del Consell de la Ciutat (1249-1714)’. Barcelona, 24-26 novembre 1999, Barcelona, 2001 (en prensa). Nuestras pesquisas tendentes a identificar en la librería real catalano-aragonesa algún códice de nuestro notario no han tenido, hasta el momento, el éxito deseado.
[3] Hicimos una primera edición y estudio de la misma en nuestra tesina, inédita, Les biblioteques dels notaris i escrivans a la Barcelona d’època baixmedieval a través dels seus testaments i inventaris (anys 1360-1500), dir. Jesús Alturo, Universitat Autònoma de Barcelona, 1994, (doc. XVII); en nuestra tesis doctoral, Llibres i lectors a la Barcelona del segle XV .. (cf. nota 8), le dedicamos una mayor atención; más recientemente han visto la luz los trabajos citados en la nota anterior [a los que habría que añadir J. Antoni Iglesias, «Los humanistas en la biblioteca de Bernat d’Esplugues († 1433), notario y escribano del Consell de la Ciutat de Barcelona», Actas del III Congreso Internacional de Humanismo y pervivencia del Mundo Clásico. Homenaje a Antonio Fontán. Alcañiz (Teruel), 8-13 mayo 2000), (en prensa)].
[4] Exponemos un primer resultado de nuestra indagación en el trabajo citado en la nota 1.
[5] Remitimos a G. Antolín, Catálogo de los códices latinos de la Real Biblioteca de El Escorial, vol. IV, Madrid, 1916, p. 53, para conocer mejor su contenido textual y la breve descripción codicográfica que ofrece.
[6] En concreto, los mss. 591 de la BUB y el T. II. 14 de El Escorial tienen notas en caracteres hebraicos a modo de ex libris: para más detalles, véase la nota 1 y J. Antoni Iglesias – J. R. Magdalena Nom de Déu – M. Mayer, «Un element codicogràfic menystingut: notes hebraiques en manuscrits llatins de Catalunya», I Congreso para el Estudio de los Judíos en Territorio de Lengua Catalana. Barcelona, 15-17 octubre del 2001, (en prensa).
[7] La bibliografia sobre Zurita (1512-1580), autor de unos Anales de la Corona de Aragón aún indispensables, es amplísima. Sobre su biblioteca, veáse la relación de trabajos que proporciona A. Gudayol, «Inventaris de biblioteques en el món hispànic tardomedieval i modern: balanç bibliogràfic (1980-1997)», Anuari de Filologia (Universitat de Barcelona), (en prensa).
[8] Creemos que el converso Guillem Sacoma, fundador de una familia de profesionales del comercio del libro, es, si no el librero mejor documentado de Cataluña, sí uno de los de mayor actividad y más conocidos (a lo que no es ajena su labor como intermediario en la venta de librerías ilustres). Tenemos constancia de su actividad, al menos, entre los años 1413 y 1444. Para conocerlo mejor pueden consultarse los trabajos de J. Rubió – J. Mª Madurell, Documentos para la historia de la imprenta y librería en Barcelona, Barcelona, 1955; J. Mª Madurell, «Encuadernadores y libreros barceloneses judíos y conversos (1322-1458)», Sefarad, 21 (1961), pp. 300-338 y 22 (1962), 345-372 y 23 (1963), 74-103, y J. Antoni Iglesias, Llibres i lectors a la Barcelona del s. XV. Les biblioteques de clergues, juristes, metges i altres ciutadans a través de la documentació notarial (1396-1475), tesis doctoral dir. por Jesús Alturo, Universida Autónoma de Barcelona, 1996, vol. I, pp. 250-251 (en curso de publicación en la Fundació Noguera de Barcelona).
[9] Puede verse el memorandum de libros dejados en préstamo por nuestro notario en nuestro trabajo, «Els clàssics a la biblioteca de Bernat d’Esplugues», art. cit., p. 89, doc. I (ed. parcial del testamento).
[10] El testamento está datado el 17 de febrero de 1433 mientras que su publicación es del 23 del mismo mes.
[11] En el apartado que G. Antolín dedica en el vol. V de su Catálogo (Procedencias. Organización y catalogación. Índice general primitivo, Madrid, 1923: «De la librería del Conde-Duque de Olivares», pp. 274-303) destaca que los códices de la misma constituyen casi la tercera parte de la actual Biblioteca de El Escorial y que su núcleo original, y más importante, lo constituía la escogida librería de Jerónimo Zurita (mientras que en su momento trató de comprarla Felipe II, sin conseguirlo, Gaspar de Guzmán tuvo más éxito). En el catálogo de la librería editada por G. Antolín nuestro códice es descrito en los siguientes términos: «De officiis, Tusculanae, de diuinatione, fol., cax. 17, n. 11» (vol. V, p. 281). Desde el conocido trabajo de G. Marañón (La biblioteca del Conde-Duque de Olivares, Madrid, 1936) son varios los trabajos que se han publicado sobre la misma: para una relación, véase de nuevo A. Gudayol, Inventaris de biblioteques..., op. cit.
[12] El núm. del ítem se corresponde con el asignado en nuestra edición de la librería: J. Antoni Iglesias, «Els clàssics a la biblioteca de Bernat d’Esplugues», art. cit.
[13] Tampoco nos extenderemos demasiado sobre este aspecto, la encuadernación, una de las grandes olvidadas por los historiadores del libro en los últimos tiempos. A pesar de contar con trabajos aislados (por ejemplo, los de J. Gudiol, R. Miquel, J. Ainaud, M. Serrano López, etc.) no conocemos para la península trabajos similares a la reciente iniciativa francesa Reliures médiévales de la France médiévale, que pretende describir y recopilar todas las religaduras originales medievales francesas (I. Autun, Turnhout, 1998). En este sentido, la descripción de la encuadernación facilitada en su día por G. Antolín no es de mucha ayuda, limitándose a señalar que es de «pasta labrada» (Catálogo, IV, p. 53): ni tan sólo queda claro que es una encuadernación original de época medieval. La religadura de este ms. se parece a una ofrecida en su día por J. Gudiol, «Encuadernaciones de Vich», Museum, 3 (1913), pp. 240-250, p. 249, fig. J (una encuadernación mudéjar del s. XV con una lacería geométrica que adorna el centro del plafón y que está enmarcada por un conjunto de líneas paralelas) o a la que figura en F. Gómez Raggio, El libro de la encuadernación, Madrid, 2001, p. 401, fig. 274.
[14] En el original, «primus» es representado con el numeral «1» seguido de una coma alta (signo usado con el significado de «us»).
[15] Disponemos de diferentes ediciones solventes de los clásicos grecolatinos (la «Teubner» alemana, los «Clásicos Gredos» castellana, la «Bernat Metge» catalana, la «Guillaume Budé» francesa o las inglesas «Oxford Classical Texts» y «Loeb Classical Library», entre las más conocidas y accesibles). Nosotros hemos seguido para confrontarlos la «Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana» (BSGeRT).
[16] M. Tullius Cicero, De finibus bonorum et malorum, ed. Th. Schiche (BSGeRT, 43), Stuttgart, 1969. Para la anotación siguiente seguimos esta misma edición.
[17] M. Tullius Cicero, De natura deorum, ed. W. Ax, Stuttgart (BSGeRT, 45), 19682. La razón de que señalemos por tres veces la palabra «cotta» es por no ir ésta acompañada de otras palabras, por estar aislada en el ítem, lo que dificulta conocer con precisión de qué verso copiaba el notario la palabra «cotta» con la que inicia la última hoja (podía ser de cualquiera de los tres). Para la anotación siguiente seguimos esta misma edición.